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Actualizado: 24 de julio de 2025
El alma de la joven, fácil de exaltar, concibió sin el menor trabajo el amor y la pena de Juanita; porque, para ella, Carlos había sido su ídolo, su dios.
Burton Blair nunca olvidó a sus amigos... ni tampoco perdonó una mala acción que se cometiera con él. Mabel era su ídolo, la única y verdadera depositaria de sus secretos, y parecía todavía más extraño que ella no supiera absolutamente nada sobre la misteriosa fuente de donde surgían sus colosales entradas.
Fueron entrando en el comedor amigos entusiastas que antes de ir a almorzar a sus casas deseaban ver al diestro. Eran viejos aficionados, ansiosos de figurar en una bandería y tener un ídolo, que habían hecho del joven Gallardo «su matador» y le daban sabios consejos, recordando a cada paso su antigua adoración por Lagartijo o por Frascuelo.
¿Quieren ustedes subir a descansar? preguntó la dama a los caballeros, al ver llegar a Paco. No, gracias. Yo volveré luego con mamá a buscarte. ¿A buscarme? Sí; ¿no te lo ha dicho ese? Hoy vas al teatro con nosotros. Hay estreno; es decir, un estreno de don Pedro Calderón de la Barca, el ídolo de tu marido. ¿No sabes?
Y este bulto acabado, mandó Inca Yupanqui que aquel señor que habia señalado por mayordomo del sol, que tomase el ídolo, el cual le tomó con muchas reverencias, y vistióle una camiseta muy ricamente tejida de oro y lana é de diversas labores, y púsole en la cabeza cierta atadura á uso y costumbre de ellos, y luego le puso una borla segun la del estado de los Señores, y encima della le puso una patena de oro, y en los piés le calzó unos zapatos, uxutas que ellos llaman, ansímismo de oro.
Pero el deseo de evitar el peligro, de salirse cuanto antes de entre los cuernos, le había hecho rematar la suerte con aquella estocada torpe y escandalosa. En los tendidos agitábase la gente con el hervor de numerosas disputas. «No lo entiende. Vuelve la cara. Está hecho un maleta.» Y los partidarios de Gallardo excusaban a su ídolo con no menos vehemencia. «Eso le ocurre a cualquiera.
Es un dios á quien agrada un templo magnífico, y un culto esplendoroso; pero manteniéndose el ídolo escondido en la misteriosa oscuridad del santuario. Esto probablemente es mas culpable á los ojos de Dios, pero no atrae con tanta frecuencia el ridículo de los hombres.
Los periódicos me otorgaron los calificativos que, según la tradición, pertenecen a los dioses. ¡Fuí el omnipotente, el omnisciente! La aristocracia me besó los pies como a un tirano y el clero me incensó como a un viejo ídolo. Y mi desprecio por la humanidad fué tan grande, que se extendió hasta el mismo Dios que la creó.
En este caso se hallaba aquel día, en el estudio del colegio de Guichon, Alfonsito Téllez-Ponce, alias Tapón, piel del diablo, corazón de ángel, enredador como él solo, ídolo y tentación perpetua de sus compañeros, encanto y purgatorio eterno de sus maestros.
La inocencia era tercera sin saberlo, y su pureza cubría aquel amor culpable, de igual suerte que el inmaculado manto de nieve puede ocultar el sucio estercolero. Una sensación, por mitad indignación y repugnancia, estremeció el alma del cura, y como el mal no engendra sino males, sus labios murmuraron involuntariamente esta blasfemia: «¡Oh, madre; tú también puedes llegar a ser ídolo falso!»
Palabra del Dia
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