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Actualizado: 15 de mayo de 2025
Para justificar la existencia dramática de este elemento épico predominante, que, sin duda, perjudica á veces á la verdadera exposición dramática, es menester no olvidar la relación que con él tiene el espectador español: éste ama con pasión su poesía nacional, regocijándole oir también en el drama el sonido, para él predilecto, de sus cantos populares, pudiendo admitirse como cierto, aunque no nos sea posible aducir sobre esto un testimonio concreto, que los romances comprendidos en los dramas fueron siempre aplaudidos.
Pocas veces se les imprime también el tono verdaderamente dramático, predominando de ordinario el épico ó el lírico, ó ahogado y confundido con la balumba de ampulosa fraseología.
Pero en lo esencial no se saldrá es de esperar de lo entrevisto por el señor Menéndez y Pelayo, quien viene a afirmar que en las comedias de la juventud de Lope predomina el carácter lírico y hay gran complicación de argumentos e incidentes, mientras que en las obras de la vejez simplifícase el asunto y el tono épico se sobrepone al lírico.
No hay para qué advertir que esta libertad se halla subordinada á la exigencia ineludible de toda obra de arte, que es la de interesar. Los episodios han de tener, pues, en la novela, como en el poema épico, un valor absoluto é independiente, ó lo que es igual, han de ejercer sobre el espíritu la fascinación que produce la belleza. Si no deleitan, deben suprimirse.
Habíale dotado la naturaleza, no sólo de aquella perfecta armonía de todas las facultades del alma, germen del arte, que es la flor más bella del espíritu humano; no sólo poseía todas las dotes, que son tan necesarias al eminente poeta lírico y épico como al dramático, espíritu flexible y vigoroso, facilidad de penetrar profundamente en la naturaleza y la vida humana, sensibilidad ardiente y variada, elevación de la fantasía y de la inteligencia, sino que le adornaban además en supremo grado todas las prendas que caracterizan á los grandes dramáticos, como el conocimiento más profundo de los hombres y de sus inclinaciones, el sentido más perspicaz para comprender las pasiones, sus causas y efectos, juntamente con inagotable imaginación é inventiva, delicada reflexión y el tranquilo y penetrante golpe de vista necesario para trazar y desarrollar un plan dramático.
De Vuelta Grande a Dos Ríos había poco más de una legua. Los soldados cubanos, entusiasmados por las arengas que acababan de oír, a vuelo de caballo se ponen frente a los contrarios. En breves momentos el combate se generaliza; la atmósfera se preña de humo y olor a pólvora; el aire es épico.
No sin intención nos hemos propuesto realzar este concurso de las facultades poéticas más diversas, puesto que, si como se ha observado con frecuencia, el drama constituye la fusión orgánica de la epopeya y de la lírica, el poeta dramático ha de reunir, en su acepción más elevada, todos los caracteres propios del lírico y del épico.
Estuvo escribiendo, borrando, añadiendo y limando para que, sin faltar á la verdad este era su especial mérito de periodista resultase todo épico, grande para los siete dioses, cobarde y bajo para el desconocido ladron, «que se había ajusticiado á sí mismo, espantado y convencido en el mismo instante de la enormidad de su crímen». Interpretó el acto del P. Irene de meterse debajo de la mesa, por «arranque de valor innato, que el hábito de un Dios de paz y mansedumbre, llevado toda la vida, no había podido amortiguar»; el P. Irene quería lanzarse sobre el criminal y tomando la línea recta pasó por el submesáneo.
En el sahumerio a «la familia del prócer», se elevó hasta lo épico; tanto, que no acertaba a bajarse. Pero bajó, aunque maltrecho y desvanecido; y sentose, con aplauso de todos los circunstantes. Y llegó el instante que esperaba el marqués, buen rato hacía, con nerviosa ansiedad.
En tal estado, sin aislarse lo dramático propiamente dicho de lo lírico y épico, existe el drama griego en tiempo de Thespis, reconocido generalmente como el inventor de la tragedia . Sólo cuando la narración se convirtió en diálogo y acción; sólo cuando los interlocutores comenzaron á representar diversos personajes, se desarrolló el drama clara y distintamente.
Palabra del Dia
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