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Actualizado: 15 de mayo de 2025
Lo más interesante ha sido su vida, una de esas vidas antiguas y fecundas de soldado leal y valeroso, caballero de clásica hidalguía española, erudito y poeta como aquellos capitanes de la Conquista, que de día vivían en poema épico, y en el encanto de las noches tropicales rimaban las nostalgias de la patria o ardientes serventesios a los ojos de las limeñas. Era una figura de otra edad.
A este tiempo le habían asido dos alguaciles, y el licenciado Sarmiento inundaba con la luz de su linterna el semblante de Montiño, que estaba lívido, descompuesto, desencajado; el triste temblaba, gemía, no podía tenerse de pie, y si no se caía era por los dos alguaciles. ¡Me van á matar! dijo con el acento de angustia más épico, más terrible que ha oído nunca un alcalde de casa y corte.
En la epopeya y en el drama se concibe esto con toda claridad. Tiranos, refinados traidores, monstruos de iniquidad podrán aparecer en el drama o en el poema épico, pero en el pecado llevarán la penitencia, y la reprobación universal será su castigo.
Ha enriquecido su literatura con la bellísima traducción libre ó imitación del Firdusi, poeta épico persa de un mérito extraordinario, y con imitaciones no menos hábiles y excelentes de la poesía griega, de la india y de la italiana.
Fue poeta lírico, épico, dramático y didáctico, novelista, filósofo, botánico, zoólogo, filólogo, autor de cartas y de memorias, de obras de estética y de arqueología, y apenas parece que haya materia sobre la cual no dejase algo escrito.
Entonces tomé todos los años la costumbre, el día 8 de Diciembre, de corregir o adicionar la dicha oda a la Inmaculada, y en tal estado la dejé, que más que oda es un canto épico. »También escribí en Alicante, con motivo de la restauración de la iglesia de San Roque, mi poesía La erección de un templo.
Más adelante expondremos nuestra opinión acerca del lazo, que unió al canto épico y á la poesía dramática incipiente.
Cierto que con todas estas reservas de tan escasa importancia en relación con las necesidades de mi espíritu, se podía llegar hasta lo épico, consideradas como elementos de creación en la fantasía de un novelista ingenioso; pero tomadas en lo que eran y valían, como casos y cosas de la vida real y prosaica en un medio tan remoto, tan obscuro y tan aislado como aquél, ¿qué había de prometerme yo de ellas para en adelante? ¿Qué auxiliares contra mi enemigo temible podía esperar de aquel lado? ¿Qué podía venir de allí de lo que más necesario me era?
El portentoso poema épico que el Padre Ambrosio fantaseaba en sus discursos iba verificándose y desarrollándose en la consistente realidad de la historia, y Fray Miguel no se contentaba con ser oyente o lector del poema, sino que anhelaba ser uno de sus héroes.
Es de advertir asimismo, que, en la manera de hacer la demarcación y deslinde de ambos géneros, ha habido graves diferencias, según el punto de vista de los críticos en esta época o en aquélla. No satisface, a la verdad, decir que lo narrativo es épico, y lírico lo no narrativo.
Palabra del Dia
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