Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 7 de agosto de 2024


Se arrepintió de haber dejado olvidado en el hotel Trafalgar un puñal corso, joya terrible, que en todos lados colocaba sobre el ábaco de la chimenea. La hoja era azul como el muelle de un reloj, larga y flexible como la ballena de un corsé; la empuñadura era de ébano con incrustaciones de plata, y la vaina de platino grabado.

Parecía que Magdalena estaba a su lado; el aire que pasaba sobre su rostro era el soplo de la joven; racimos de ébano que acariciaban su frente eran sus cabellos flotantes; la ilusión era extraordinaria, inaudita, viva; parecíale sentir hundirse el banco en el cual estaba sentado, como si un dulce peso hubiese venido a aumentar el suyo; su boca estaba jadeante, su pecho se levantaba y hundía; la ilusión era completa.

Salabert era un terrible sobrestante para sus operarios, un verdadero mayoral de ingenio. No los dejaba reposar: les exigía un cuidado incesante: jamás se le daba gusto en nada. Se trataba un día de trasladar cierto armario de ébano tallado, desde el salón que iba a ser de conversación, a la sala destinada a jugar.

Cosas hay de cierto primor artístico y de bien inspirada delicadeza. Así la cruz que llevan en andas, grande y negra, como de ébano bruñido con remates primorosos de plata, sin Cristo en ella, que ya se supone resucitado y en el cielo, de la que penden siete anchas cintas verdes, blancas y rojas, de los tres colores de las virtudes teologales.

El salon del senado, magnífico como todos los del Palacio Ducal; hay dos inmensos cuadrantes que en vez de minuteros tienen los signos del zodíaco para señalar las horas: cuadros de los primeros artistas, techo de molduras, puertas de ébano.

Tenía colgado de la pared un Cristo de marfil, clavado en una cruz de ébano, y de rodillas ante él, rezó y pidió perdón de sus pecados y de las blasfemias y maldades que acababa de escribir a fin de libertarse de ellas y de no volver a pensar en ellas, si era posible.

La gracia y la quietud que ella derramaba de su urna de ébano sobre la tierra, triunfaban de la prosa flotante sobre las cosas dispuestas por manos de los hombres. Sólo estorbaba para el éxtasis la presencia de la multitud. Un soplo tibio hacía estremecerse el ambiente con lánguido y delicioso abandono, como la copa trémula en la mano de una bacante.

No había estera ni alfombra, a no contar la que rendía homenaje al sofá; era de moqueta y representaba un canastillo de rosas encarnadas, verdes y azules. Era el gusto de S. I. De las paredes del Norte y Sur pendían sendos cuadros de Cenceño, pero retocados con colores chillones que daban gloria; los otros muros los adornaban grandes grabados ingleses con marco de ébano.

Las puertas principales son de sardónica y asta mezclados para que nadie pueda introducir por ellas veneno, y las menores son de ébano. Las ventanas son de cristal, las mesas de oro y amatista, y las columnas que las sostienen de márfil. El apartamiento en que dormimos es una obra maravillosa de plata y oro y piedras preciosas de todas especies. En su interior está humeando siempre el incienso.

Es la puerta de una alcoba, y dentro de ella ya es posible observar los contornos severos de una cama de ébano, obra al parecer del siglo XVII. Contrasta lastimosamente con la majestad de esta cama la mesilla de noche de humilde aspecto y exiguas proporciones.

Palabra del Dia

beerotita

Otros Mirando