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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Vale más que sean los que están medio muertos que no nosotros, que aun tenemos mucho que hacer. Los marineros del brick oían esta conversación y comenzaron a murmurar: No queremos abandonar a nuestros camaradas. Kernok paseó sobre ellos su mirada de águila, puso su hacha bajo el brazo, se cruzó las manos a la espalda y dijo con voz imperiosa: ¿Eh? vosotros... ¿no queréis...?
Lo que hay en él de hipopótamo no logra gozar con sosiego de las cosas materiales, y lo que hay en él de águila pugna en vano por levantar el vuelo y subir a las regiones etéreas. El águila y el hipopótamo se contraponen como fuerzas contrarias; y como se estorban y se perjudican, todo o casi todo lo hacen siempre mal o si se quiere menos bien de lo que pudieran hacerlo.
Hasta cuando decía a su sirviente gallego: «¡Animal, esta mañana no me has lustrado los botines!», parecía decir más bien: «¡Oidme, emperatriz! La muerte y no el deshonor. Aunque herido en mis dos alas, águila seré siempre, nunca gusano...» Era pues del Laurel un verdadero poeta decadente y modernista, ¡pero muy poeta, muy decadente, muy modernista!
En esta batalla de la luz contra las tinieblas, yo combato por la luz; pero tal vez imagino que me paso al enemigo, que soy un desertor infame; y oigo la voz del águila de Patmos que dice: «Y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz»; y entonces me lleno de terror y me juzgo perdido. No me queda más recurso que huir.
Todo tiene aquí bajo marcado el derrotero: el rio, hasta el mar hondo sigue el curso ligero, la abeja laboriosa va de la flor en pos; que tiene su destino todo vuelo que zumba: el águila á los cielos, el vampiro á la tumba, la golondrina al nido y la oracion á Dios.
En este tiempo vino a don Diego una carta de su padre, en cuyo pliego venía otra de un tío mío llamado Alonso Ramplón, hombre allegado a toda virtud y muy conocido en Segovia por lo que era allegado a la justicia, pues cuantas allí se habían hecho de cuatro años a esta parte han pasado por sus manos. Verdugo era, si va a decir la verdad; pero un águila en el oficio.
304 ¡Grandemente lo pasaba con aquella prenda mía, viviendo con alegría como la mosca en la miel! ¡Amigo, qué tiempo aquel! ¡La pucha, que la quería! 305 Era la águila que a un árbol dende las nubes bajó; era más linda que el alba cuando va rayando el sol; era la flor deliciosa que entre el trebolar creció.
Á la derecha se descubrian tres grupos brillantes, que eran otros tantos cafés de canto, en cuyas fachadas habia juegos de gas que representaban varios caprichos, entre otros, un águila con las alas abiertas y caidas, como si remedara un lloron.
Calle de Sacristía núm. 954, Santa Cruz, Manila. =El Consejo de los Dioses= JÚPITER sentado en el trono de oro y piedras preciosas y llevando en la mano el cetro de ciprés, tiene á sus piés al águila, cuyo plumaje de acero refleja mil diversos colores: los rayos, sus terribles armas yacen en el suelo. A su derecha está su esposa, la celosa JUNO, con refulgente diadema, y el vanidoso pavo real.
A la puerta, a un lado, troncos colosales de madera fina repulida; y al otro, de color de rosa y verdemar, la pirámide del mármol transparente de la tierra, del ónix que parece nube cuajada de la puesta de sol. Del techo cuelga, verde y blanca y roja, la bandera del águila.
Palabra del Dia
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