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CAP. X. En que trata de cómo Inca Yupanqui hizo juntar su gente y les repartió el despojo; y lo que se hizo de la gente que el Viracocha le diera por la oracion que á él hiciera; y cómo tuvo nueva de la gente que hacian los capitanes de Uscovilca, y de cómo fué sobre ellos y los venció, y cómo, despues de esto, tornó otra vez á partir el despojo que en esta batalla hubieron; y de las cosas que en este tiempo pasaron.

Y todo esto hecho, dijo á los indios cómo él era su hacedor; y luego los indios Canas hicieron en el lugar do él se puso, para quel fuego cayese del cielo y de allí partió á matalles, una suntuosa guaca, que quiere decir guaca adoratorio ó ídolo, en la cual guaca ofrecieron mucha cantidad de oro y plata éstos y sus descendientes, en la cual guaca pusieron un bulto de piedra esculpido en una piedra grande de casi cinco varas en largo y de ancho una vara ó poco ménos, en memoria de este Viracocha y de aquello allí subcedido; lo cual dicen estar hecha esta guaca desde su antigüedad hasta hoy.

Y haciendo Inca Yupanqui juntar su gente, mandó que ante trujesen todo el despojo de la batalla, tomando dello lo mejor que le paresció, para hacer dello sacrificio al Viracocha, por el favor y vitoria que le diera de sus enemigos; y todo lo demás del despojo dió é repartió á todas sus gentes, conforme á su calidad y servicios.

Tornóle á responder Inca Yupanqui que las pisase él, si quisiese, y si no que se iria, como ya le habia dicho. Y viendo Viracocha Inca que no podia acabar con él que las pisase Inca Urco, pensando de le matar dentro del aposento, dijo que lo mandase meter dentro del aposento, questando ellos solos, lo pisaria delante dél.

CAP. VI. En que trata de cómo habia muchos Señores en la redondez del Cuzco, que se intitulaban reyes y Señores en las provincias donde estaban; é de cómo se levantó de entre estos un Señor Chanca que llamaron Uscovilca, é cómo hizo guerra él y sus capitanes á los demás Señores, é los sujetó, é cómo vino sobre el Cuzco tiniendo noticia de Viracocha Inca, é de cómo Viracocha Inca le invió á dar obediencia, é despues se salió Viracocha Inca á cierto peñol, llevando consigo todos los de la ciudad. 19

Y ansí, se partieron , y Inca Yupanqui se quedó en la ciudad, y los tales señores caciques se fueron de allí derechos do Viracocha Inca estaba; y despues de le haber hecho su debido acatamiento, como Inca Yupanqui se lo habia mandado, le dijeron cómo Inca Yupanqui los inviaba allí a que viesen en qué era servido que ellos le sirviesen; y como Viracocha Inca los viese delante de y tan gran multitud de señores y de tanto poder, holgóse mucho de ello, porque dellos tenia gran necesidad al presente, para que le favoresciesen con algun tanto de sus rentas, para edificar aquel pueblo que allí queria hacer; é díjoles que fuesen muy bien venidos, é levantóse de su asiento y abrazólos á todos y tornóse á sentar en su silla, y mandólos á todos que ansí se sentasen; y mandó que sacasen muchos vasos de chicha, y que les diesen á beber; y luego les hizo sacar mucha cantidad de coca, una yerba preciada que ellos siempre traen en la boca, la cual yerba la historia adelante dirá.

Y viendo Viracocha Inca la ciudad tan bien obrada y edificada é los edificios della, é supo la órden y gobierno que Inca Yupanqui en ella habia puesto, ansí de los depósitos como de lo demás, tocante al bien de su república, y el amor que todos le tenian, ansí los de la ciudad como los demás caciques y señores, por el buen gobierno con que los gobernaba y mercedes que él ansí les hacia, en presencia de todos los señores del Cuzco y caciques que allí estaban, viendo la suntuosidad que representaba la ciudad é sus edificios, dijo Viracocha Inca á Inca Yupanqui: "Verdaderamente eres hijo del sol; yo te nombro rey y Señor."

Y luego fué uno de los cuatro mozos que allí tenian, al cual se le dijo que llevase la embajada que ya habeis oido; el cual mensajero se partió y llegó donde estaba Viracocha Inca, y díjole su embajada de parte de Inca Yupanqui.

Y como entendiesen y conociesen todos los más que con Viracocha estaban en el peñol, que Inca Yupanqui era tan guerrero y tan amigable á todos, lo cual le conocian desde su niñez, y tenian que siendo señor, como era, y habiendo acabado una empresa tan grande, que no podria dejar de hacer grandes mercedes á los que á él se llegasen y le quisiesen servir, y considerando esto, muy mucha gente, de la que allí consigo tenia Viracocha Inca, se fué á la ciudad del Cuzco.

Y volviendo á nuestra historia, este Señor Inca Yupanqui, como quisiese hacer casa y adoratorio á quien él reverenciase y los demás de su pueblo, quiriendo lo hacer á reverencia y semejanza del que habia visto ántes de su batalla, y considerando él quel que ansí viera, á quien él llamaba Viracocha, que le vió con gran resplandor, segun ellos dicen, y en tanta manera que le paresció que todo el dia era allí delante dél y su lumbre, lo cual viendo delante de , dicen que hubo gran pavor, y que nunca le dijo quién fuese; considerando él en , cuando esta casa queria edificar, que aquel que viera, segun la lumbre que en él habia visto, que debia de ser el sol, y que como llegase á él y la primera palabra que le dijese "Hijo, no tengas temor," y ansí los suyos, como la historia os ha contado, le llamaron despues Hijo del Sol; y tiniendo él ansí lo que ya habeis oido, propuso de hacer esta Casa del Sol.