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Y esto ansí acordado por los señores de la manera que habeis oido, enviaron sus mensajeros á Viracocha Inca donde estaba poblando en su pénol; el cual Viracocha Inca, como viese la embajada que los señores le enviaban, vino á la ciudad del Cuzco; la cual venida, como fuese sabida por el Inca, salióle á rescebir al camino é saludóle como á su Señor y padre; é ansí entraron entrámos juntos en la ciudad.

Las dos anclas ordinarias iban en la proa; la fornaresa dentro, en la escotilla, contra el pie de carnero, á punto de utilizarla en caso de necesidad. No tenían serviolas, pescantes, gatillas, ni nada equivalente para servicio de las anclas. Las echaban arriba con el penol de la verga de trinquete y las aseguraban en la regala.

CAP. VII. En que trata cómo despues de quedado Inca Yupanqui en la ciudad, Uscovilca invió sus mensajeros á Viracocha Inca como supo que se habia retraido al peñol; y cómo ansimismo, sabido que Inca Yupanqui se quedaba en la ciudad y al fin que se quedaba, y cómo le invió sus mensajeros ansímismo al Inca Yupanqui; y cómo Inca Yupanqui envió á pedir socorro á su padre y á las demás provincias en torno de la ciudad, y lo que entre ellos pasó.

Y visto por Inca Yupanqui lo que le inviaba á decir Uscovilca, respondióle quél era presto de morir peleando ántes de ser subjeto, por quél libre habia nascido y señor, y si su padre daba obidiencia, que la podia dar por y por los que con él tenia allá en el peñol do estaba, y que él no estaba en aquello, sino que si él habia de ser Señor del Cuzco é intitularse de tal, que peleando con él y venciéndole, ternia la tal nombradía; y que se holgaba que su padre hobiese desmamparado la ciudad del Cuzco y salídose de ella, siendo de opinion de se rendir, lo cual el Cuzco nunca tal habia hecho ni sido vencido por nadie, desde que Mango Capac lo habia fundado.

Vengo de casa la marquesita del Peñol, hasta ahora ha durado el baile; Francisco se ha ido a casa con los seis dominós que he llevado esta noche para mudarme. ¿Seis no más? No más. No se me hacen muchos. Tenía que engañar a seis personas. ¿Engañar? Mal hecho. Querido tío, usted es muy antiguo. Gracias, sobrino, adelante. Tío mío, tengo que pedirle a usted un gran favor.

Sabido que fué por el chanca Uscovilca lo que habia hecho Viracocha Inca, acordó de le enviar un capitan suyo que se decia Guaman Guaraca, para que con el Viracocha Inca concertase lo que le paresciese y bien le tuviese; el cual capitan llegó, y el Viracocha Inca le recibió muy bien en el peñol estaba.

CAP. VI. En que trata de cómo habia muchos Señores en la redondez del Cuzco, que se intitulaban reyes y Señores en las provincias donde estaban; é de cómo se levantó de entre estos un Señor Chanca que llamaron Uscovilca, é cómo hizo guerra él y sus capitanes á los demás Señores, é los sujetó, é cómo vino sobre el Cuzco, tiniendo noticia de Viracocha Inca, é de cómo Viracocha Inca le invió á dar obediencia, é despues se salió Viracocha Inca á cierto peñol, llevando consigo todos los de la ciudad.

La de trinquete tenía también dos drizas y una la gavia y la mesana. Como queda expresado, la mayor llevaba doblas amantillos, en el penol y en el tercio. Tenía la mesana una sola osta de corona y borriquetes en el car. Llevaba sólo cebadera en el bauprés con arritranco que le permitía correr hacia fuera y hacia dentro según convenía. No llevaba foques, velas adoptadas en época posterior.

CAP. VII En que trata cómo despues de quedado Inca Yupanqui en la ciudad, Uscovilca invió sus mensajeros á Viracocha Inca como supo que se habia retraido al peñol; y cómo ansímismo, sabido que Inca Yupanqui se quedaba en la ciudad y al fin que se quedaba, y cómo le invió sus mensajeros ansímismo al Inca Yupanqui; y cómo Inca Yupanqui envió á pedir socorro á su padre y á las demás provincias en torno de la ciudad, y lo que entre ellos pasó. 26

Y estando en esto, llegó á Inca Yupanqui un capitan suyo de los que él con la gente de guarda traia, y díjole que habian visto salir cierta gente de guerra de allí del peñol, los cuales habian salido uno á uno y de dos en dos, y que era mucha cantidad de gente la que habia salido, y que algunos de ellos llevaban lanzas y alabardas, é que iban por el camino do ellos habian venido; que sospechaba que aquestos fuesen á tomar algun paso para desque volviesen, ó que fuesen á tomar y robar lo que ellos en la cibdad del Cuzco tenian, y á tomársela.