United States or Nicaragua ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y el año cumplido que á Inca Yupanqui le pareció que ya era tiempo que tales señores comarcanos viniesen, invióles sus mensajeros, por los cuales les inviaba á decir, que ya era tiempo que viniesen á la ciudad, como ya él les habia dicho cuando de allí fueron; y que ansímesmo trujesen todos los más ganados que pudiesen, é comidas é mantenimientos, porque era ya llegado el tiempo que dellos é dello ternia necesidad.

Donde, como fuese acabada, el Inca ordenó é mandó que se hiciese otra fiesta, segun que las que ya os hemos contado, en la cual fiesta participasen é gozasen della ansí los señores como los demás sus súbditos; en la cual fiesta estuvieron treinta dias; en fin de los cuales mandó el Inca que luego saliesen de la ciudad del Cuzco cierta suma de orejones, los cuales fuesen por las tierras de aquellos señores que allí eran é supiesen é le trujesen por cuenta qué suma habia en las tales tierras é pueblos de mancebos solteros é mozas solteras, mandándoles á los caciques é principales que inviasen á hacer saber á sus mayordomos, llactacamayos que ellos llaman, que aquella era su voluntad é mando, é que luego con toda brevedad les dijesen é diesen la cuenta á los tales orejones de lo que se enviaba á saber, los cuales con toda brevedad volviesen; todo lo cual fué ansí hecho é despachado.

Y siendo ansí juntas las tales gentes, repartió su obra entre los tales caciques, mandando á unos que acarreasen piedra tosca para los cimientos, y á otros que trujesen barro el que les pareciese, que fuese bueno é pegajoso; con el cual barro é piedra tosca mandó hacer los cimientos de los tales edificios, sacándolos de cimiento, que era el cimiento y asiento de ellos desde donde topaban con agua, para lo cual mandó que se edificasen de piedra tosca é barro pegajoso, á fin de que si el agua entrase por ellos, no fuese parte á deshacer é comer este barro; porque, como ya os dijimos, todo lo más del asiento de la ciudad eran ciénegas é manantiales de agua; todos los cuales manantiales mandó que fuesen tomados é repartidos de tal manera, que á las casas de la tal ciudad fuesen por sus caños y hechos fuentes para el servicio y proveimiento della.

De aquí tomó ocasión el duque de hacerle aquella burla: tanto era lo que gustaba de las cosas de Sancho y de don Quijote; y haciendo tomar los caminos cerca y lejos del castillo por todas las partes que imaginó que podría volver don Quijote, con muchos criados suyos de a pie y de a caballo, para que por fuerza o de grado le trujesen al castillo, si le hallasen.

Y, así por gozar dél como de la conversación del cura, de quien ya iba aficionado, y por saber más por menudo las hazañas de don Quijote, mandó a algunos de sus criados que se fuesen a la venta, que no lejos de allí estaba, y trujesen della lo que hubiese de comer, para todos, porque él determinaba de sestear en aquel lugar aquella tarde; a lo cual uno de sus criados respondió que el acémila del repuesto, que ya debía de estar en la venta, traía recado bastante para no obligar a no tomar de la venta más que cebada.

Y has de saber más: que el buen caballero andante, aunque vea diez gigantes que con las cabezas no sólo tocan, sino pasan las nubes, y que a cada uno le sirven de piernas dos grandísimas torres, y que los brazos semejan árboles de gruesos y poderosos navíos, y cada ojo como una gran rueda de molino y más ardiendo que un horno de vidrio, no le han de espantar en manera alguna; antes con gentil continente y con intrépido corazón los ha de acometer y embestir, y, si fuere posible, vencerlos y desbaratarlos en un pequeño instante, aunque viniesen armados de unas conchas de un cierto pescado que dicen que son más duras que si fuesen de diamantes, y en lugar de espadas trujesen cuchillos tajantes de damasquino acero, o porras ferradas con puntas asimismo de acero, como yo las he visto más de dos veces.

Y haciendo Inca Yupanqui juntar su gente, mandó que ante trujesen todo el despojo de la batalla, tomando dello lo mejor que le paresció, para hacer dello sacrificio al Viracocha, por el favor y vitoria que le diera de sus enemigos; y todo lo demás del despojo dió é repartió á todas sus gentes, conforme á su calidad y servicios.

Y no por esto quiero inferir que no sea loable este ejercicio del traducir; porque en otras cosas peores se podría ocupar el hombre, y que menos provecho le trujesen. Fuera desta cuenta van los dos famosos traductores: el uno, el doctor Cristóbal de Figueroa, en su Pastor Fido, y el otro, don Juan de Jáurigui, en su Aminta, donde felizmente ponen en duda cuál es la tradución o cuál el original.

Á otros mandó que trujesen y acarreasen mucha cantidad de maderos de aliso largos é derechos, dándoles el largor y medida que habian de tener.