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El cual, como viese las tales insignias delante de , y los capitanes que ansí le traia presos en señal de su victoria, y quél le pidia que se los pisase como tal su Señor y padre, en esta sazon tenia consigo el Viracocha Inca un principal del Uscovilca que le habia sido enviado por el Uscovilca, para que con él concertase de la manera que se le habia de dar y las condiciones que con él queria poner; y como hasta aquella hora no hubiese dado órden, teníale él consigo, y no habiendo él sabido lo que le habia pasado con el Uscovilca, Viracocha Inca no tuvo por cierto ser aquello que el Inca Yupanqui traia delante dél, de Uscovilca, y que él le hubiese muerto y desbaratado; y como él no estuviese satisfecho de lo que via, mandó que paresciese allí delante aquel principal que con él estaba, el cual se llamaba Guaman Guaraca, que es el que Uscovilca inviaba para hacer los conciertos, como ya habeis oido; y como cosa que tenia por sueño, preguntó el Viracocha Inca al Guaman Guaraca: "Díme, ¿ conoces estos vestidos y insinias que sean de tu señor Uscovilca?"

Va a huir y con la turbación písase la saya y rueda toda la escalera, derrama la olla y quiebra los platos, y sale dando gritos a la calle diciendo que mataba un oso a un hombre.

Los hombres ponían bajo sus pies los sombreros para que los pisase; las mujeres arrancaban las flores de su cabello para arrojárselas. Cuando bajó la cubrieron de besos. Pero la bella se dejó caer jadeante en una silla y quedó silenciosa y sombría sin participar del frenesí que allí reinaba. Los viejos dieron, al fin, la señal de retirarse. La partida fué ruidosa.

Donde, llegado que fué á donde su padre estaba, le hizo el acatamiento que á su Señor y padre debia, y ansimismo le puso delante las insignias, armas y vestidos del chanca Uscovilca, que él habia ya vencido y muerto; y rogóle que se las pisase aquellas insignias del enemigo que habia vencido, y ansimismo le rogó que le pisase ciertos capitanes de Uscovilca que presos él allí llevaba, haciéndoselos echar por tierra.

El P. Gil insistía en su idea de entrar primero en la casa y explorar el ánimo de D. Álvaro: tenía miedo a un escándalo. La dama se oponía con calor, convencida hasta la evidencia de que su marido se negaría en absoluto a recibirla, y tomaría precauciones para que no pisase el suelo de su casa.

Y dejando esto en este estado, volvamos á Inca Yupanqui, el cual, como hobiese proveido en lo que habeis oido, rogó á su padre que le pisase aquellas insignias de prisioneros que allí le habia traido de Uscovilca, al cual respondió Viracocha Inca, que no queria, si no lo pisaba primero Inca Urco; y á esto dijo Inca Yupanqui, que por ser él su padre y por le tener respeto y dalle obidiencia como á tal su Señor, habia él venido allí á su pueblo á que le pisase aquello, y ansímismo á le rogar que se volviese á su pueblo é ciudad del Cuzco; pues él, como su padre y en su nombre le habia ganado aquel empresa, que quisiese salir de allí y irse á la ciudad del Cuzco y entrase triunfando con aquellos capitanes y cosas de Uscovilca, porque aquella habia sido su intencion é á lo cual habia venido allí; que otra manera, que no tenia él que traer lo quél habia ganado á que lo pisase semejante Inca Urco, su hijo mayor.

¿Qué entendió la moza que era gallega como oyó decir "baja tras ti" y "me deja"? Que era verdad y que la avisaba; va a huir, y con la turbación písase la saya y rueda toda la escalera; derrama la olla y quiebra los platos, y sale dando gritos a la calle, diciendo que mataba un oso a un hombre.

Comenzó a visitar las casas de los amigos, a presentarse en el café, a pasear por las calles, a charlar, a discutir. No volvió a hablar de marcharse. Hasta, con gran pasmo de la villa, en uno de los bailes que se dieron en el Liceo, bailó toda la noche como un pollastre que por primera vez pisase el salón. No obstante, Cecilia estaba muy inquieta.

Y la miraba sonriente como si quisiera descubrir un pensamiento de vanidad en aquella frente pura y cándida. ¡Oh! prefiero el viejo claustro y tu amor repuso ella; y como se aproximase a él, su pie tropezó con una piedra verdusca . ¿Qué es eso, amor mío? preguntó el gitano. ¡Una tumba! dijo la joven deteniendo al gitano para que no pisase aquella tierra sagrada, y persignándose.

Á lo cual respondió Inca Yupanqui, que á él, como á su padre, rogaba que se lo pisase, que él no habia ganado victoria para que se lo pisasen semejantes mujeres como eran Inca Urco y los demás hermanos; que se lo pisase él como persona á quien él tenia por su Señor é su padre; si no que se iria.