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ROMANCERO SELECTO. Tomo I: Romances moriscos; con grabados y encuadernación, 2 pesetas 50 céntimos. CERVANTES. Novelas: un tomo encuadernado y con retrato del autor, 2 pesetas 50 céntimos. LOPE DE VEGA. La Dorotea: un tomo encuadernado con retrato del autor, 3 pesetas. Los pedidos de ejemplares ó suscriciones se harán directamente á la librería de D. Mariano Murillo, calle de Alcalá, 7.

Rosita apilaba pliegos y resmas sin decir una palabra. Nicanora hizo a Jacinta, mirando a su marido, una seña que quería decir: «Hoy está bueno». Después empezó a pasar rápidamente la brocha sobre el papel, como se hace con los estarcidos. Y las suscriciones de entregas preguntó Guillermina , ¿dan algo que comer?

En una mano traía el sombrero que era un claque del año en que esta prenda se inventó, el primogénito de los claques sin género de duda, y en la otra un lío de carteras-prospectos para hacer suscriciones a libros de lujo, las cuales estaban tan sobadas, que la mugre no permitía ver los dorados de la pasta.

Con este ó semejante motivo, se han abierto ya dos suscriciones, que no habrán importado menos de trescientos mil duros. ¡Un republicano acude á la caridad europea, para desempeñar un castillo feudal! ¡A la suscricion de un republicano francés, contribuyen en primer lugar los lores ingleses! Esto seria extraño, muy extraño, en cualquier país de la tierra; en Paris, no.

Cancionero de Gómez Manrique, tomo II. Historia de la literatura y del arte dramático en España, por Adolfo Federico, conde de Schack, tomo II. Leyendas moriscas, tomo II. Estudios históricos, por D. Aureliano Fernández-Guerra. Novelas de Salas Barbadillo. Los pedidos de ejemplares ó suscriciones se harán directamente á la librería de D. Mariano Murillo, calle de Alcalá, 7. Véase la obra del Dr.

Irían juntas a la calle de Mira el Río, porque Jacinta tenía un interés particular en socorrer a la familia de aquel pasmarote que hace las suscriciones. «Ya le contaré a usted; tenemos que hablar largo». Ambas estuvieron de cuchicheo un buen cuarto de hora, hasta que vieron aparecer a Barbarita. «Hija, por Dios, ve allá. Hace un rato que te está llamando. No te separes de él.

Todo es por tanto pillo como hay en la política pulpitante, y el aquel de las suscriciones para las vítimas. Yo que Dios, mandaría a los ángeles que reventaran a todos esos que en los papeles andan siempre inventando vítimas, al cuento de jorobarnos a los pobres de tanda.