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El tapatan nang pasion por solo, da origen á una serie de reflexiones y observaciones que ocuparían muchas cuartillas. El sábado de gloria es animadísimo el ver por las calles de los pueblos de la provincia de Tayabas, á chicos, grandes y mujeres.

Por extraño que parezca, yo no podía creer que se ocuparían de esa pobre mujer, o de su hijo deforme y moribundo. Las vísperas terminaron. Las figuras obscuras que habían estado en oración, se levantaron, atravesaron el piso de mármol hasta la puerta y desaparecieron, mientras las luces eran rápidamente apagadas. La mujer, con su hijo agonizante, quedó perdida en medio de las tinieblas.

A la mañana siguiente, si no había barricadas, ella y Estupiñá se ocuparían de eso. Poco a poco fueron desfilando. Eran las doce. Aparisi y Casa-Muñoz se fueron al Bolsín a saber noticias, no sin que antes de partir dieran una nueva muestra de su rivalidad.

Juntó el infante las cabezas principales del ejército, con todos los del consejo, y resueltos ya de salir de aquellos presidios que tenian en Thracia, por haberles forzado la necesidad, y falta de vituallas. Trataron que camino tomarian; y qué ciudad en Macedonia ocuparian.

Muchas páginas ocuparían las historietas picantes en que figura el nombre de Amat unido al de Micaela Villegas, la Perricholi, actriz del teatro de Lima.

Subiendo sobre ellos consiguieron dominar todo el ámbito del Zocodover, henchido de apretada y rumorosa muchedumbre. Hacia la parte del poniente, y bañado ahora por el sol de la mañana, se levantaba el inmenso y enlutado cadalso, que ocuparían en breve, según la costumbre, la Santa Inquisición, el Ayuntamiento, el Cabildo, la nobleza, los dignatarios y toda la clerecía.

Un ligero rumor semejante al aleteo de dos moscas turbaba el profundo silencio de la casa. El diputado miró al único balcón que estaba entreabierto. Su madre y don Andrés hablaban en el comedor: se ocuparían de él como siempre. Y cual si temiera ser llamado, perdiendo en un instante el bienestar de la soledad, abandonó el patio, saliendo a la calle. Las dos de la tarde.

Su primer pensamiento, al levantarse, fue irle a pasear la calle a la doncella. Consideró que las personas que venían todos los días a dar el pésame por la muerte de don Íñigo le ocuparían la tarde. Era menester escapar. A la una comenzó a engalanarse.

Y aunque en el día hay algunos religiosos empleados de curas en estos pueblos de regulares luces, y de muy buenas costumbres, particularmente en este departamento de mi cargo, y que con el método propuesto arriba se mejoraría mucho más, con todo no puede esperarse que todo esté cual conviene para el bien de las almas de estos naturales, entre tanto no sean ocupados por sujetos que aspiren a mayores adelantamientos, y así voy a expresar a usted otro pensamiento que me parece que con su ejecución podían hacerse apetecibles estos curatos, y por consiguiente los ocuparían sujetos cuales se necesitan.