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Ya hemos visto cómo el jesuíta Diego San Vítores, una vez instalado en las islas de los Ladrones, logró excitar el celo y caridad de Doña Mariana de Austria, bien por cartas, ó bien por elocuentes frases del Padre Nitarht; siendo lo cierto que consiguió de aquella reina el título de ciudad para el pueblo de Agaña, y una donación de 3.000 pesos anuales para al establecimiento de un colegio y escuelas que atendieran á la cultura de los habitantes de aquellas islas, que hoy llevan su nombre, el cual le fué puesto por estos y otros beneficios que aquellas recibieron de la esposa de D. Felipe IV. Merced á tan piadosa institución que hoy tiene cuantiosos fondos y se la conoce por San Juan de Letrán, se ha construido un espacioso colegio en Agaña y escuelas en todos los barrios, cuidando los encargados de las cabecerías que ningún niño ó niña deje de concurrir á aquellos modestos templos de enseñanza.

Fué niño a Filipinas, cursando el bachillerato en el Instituto de San Juan de Letrán, de los PP. dominicos, Hizo allí sus primeras armas literarias. Colaboró luego en periódicos españoles del país. Regresó a España al emanciparse el Archipiélago. Es ahora, en Barcelona, Director de la Cárcel de mujeres.

El catedrático era un dominico joven, que había desempeñado con mucho rigor y excelente nombre algunas cátedras en el Colegio de S. Juan de Letran. Tenía fama de ser tan gran dialéctico como profundo filósofo y era uno de los de más porvenir en su partido. Los viejos le consideraban, y le envidiaban los jóvenes, porque entre ellos tambien existen partidos.

La banda de la izquierda la componen pequeñas casas y edificios en construcción, que según supimos se destinan para Tribunal y Escuela. El frente de la plaza, siguiendo la dirección que hemos tomado, lo ocupa en primer término la iglesia, el cementerio y la casa parroquial; cerrando el perímetro, el Colegio de San Juan de Letrán, con las escuelas y dependencias.

Tiago estaba muy abatido, fué admitido en calidad de criado, sin sueldo por supuesto, permitiéndole en cambio estudiar, cuando quisiera, en S. Juan de Letran. Sucio, mal vestido y por todo calzado un par de zuecos, al cabo de algunos meses de estar en Manila, ingresó en el primer año de latin.

En 1669 se bendijo una iglesia, creándose poco después un colegio con el nombre, que aún hoy lleva, de San Juan de Letrán, para el cual consiguió San Vítores se expidiera en 1663 Real cédula de perpetuidad, con la dotación anual de 3.000 pesos, los cuales se habían de pagar por las cajas de Méjico.

Uno de estos, como para apagar un poco tanto entusiasmo, preguntó al examinando dónde había cursado los primeros años de latin. En San Juan de Letran, Padre, contestó Basilio. ¡Ya! en latin no está mal, observó entonces medio sonriendo el dominico. Por aficion y por caracter escogió la Medicina; Cpn.

Mas... escucha sus votos inmarchitos: Ni del tiempo los cursos infinitos, Ni el nuevo rumbo de tutela extraña. Extinguirán en tierra filipina La fe en tu amor, la fabla cervantina Ni este grito supremo: ¡Viva España! Nació en Manila en Abril de 1899. En San Juan de Letrán y en la Universidad de Santo Tomás, centros de enseñanza regidos por los frailes dominicos, se hizo bachiller y abogado.