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Frente al Principal, un grupo de soldados comía melones; en las puertas de las tiendas asomaban los dependientes curiosos; un corro de granujillas del Mercado jugaba a las chapas frente a los pórticos, y el resto de la plaza estaba solitario, con las aceras limpias de cestones y toldos, tostándose sus baldosas con aquella luz intensa y deslumbrante que lo caldeaba todo.

Poco tiempo después se fueron estableciendo líneas de vapores entre este puerto y otros de Francia é Inglaterra; las obras del ferrocarril comenzaron á desenvolver en su derredor el ruidoso movimiento de la industria moderna; las máquinas, las razas, los idiomas extranjeros, invadiendo el terreno de los sacos de harina y de las clásicas carretas, lograron aclimatarse entre ellos; y ya comemos á la francesa, hablamos inglés, circulan por estas calles los géneros de comercio en pesados exóticos carretones; el labrador de Cueto ó de Miranda arrea su ganado á la voz de «¡allezcon preferencia al indígena «¡arreLos niños de pura raza inglesa, con los brazos descubiertos hasta el hombro, mal sujetas sus madejas de dorados rizos por el gracioso gorrito escocés, juegan en la alameda segunda á las canicas con los granujillas de Becedo; y mientras éstos, para ventilar la legalidad de una jugada, detienen á los primeros con un «stop a little, please», pronunciado con la precisión más británica, los nietecillos de John Bull, para que les sea permitido «quitar estorbos», se expresan con un «sin féndis», ó manifiestan su enojo con un «no jubo más» que envidiaría el callealtero de más pura raza.

La multitud agolpábase ante los altares para oír mejor a los actores, granujillas del barrio, roncos de tanto vocear los versos, orondos en sus trajes de ropería; orgullosos de lucir el bonete con pluma y tirar de la espada cuando lo requería el milacre; y era de ver la atención con que escuchaba la predicación de San Vicente, representado siempre por un muchacho paliducho, pedante y melancólico, y las carcajadas con que celebraba las majaderías del motilón, personaje bufo que pasaba el tiempo tragando pan, sorbiendo rapé, sonándose las narices en un pañuelo como una sábana y agujereado como una criba, y diciendo estupideces subidas de color, todo para mayor edificación de los devotos del santo.