United States or Democratic Republic of the Congo ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y he aquí la misma Elda, que los iberos, grandes poetas, llamaron Idaella, de Daellos, que en nuestra lengua es casa de regalo. El palacio vetusto de los Coloma, virreyes de Cerdeña, muestra en lo alto sus dorados muros ruinosos; abajo, el pueblo se extiende en tortuosas callejas apretadas. El Vinalapó corre en lo hondo.

Ni Pérez Galdós, ni Pereda, ni Picón, ni el mismo P. Coloma, que publicó hace poco un nuevo e interesante libro, ni menos aún la Sra. D.ª Emilia Pardo Bazán, necesitan que nadie llame la atención del público sobre sus escritos.

No me atormenta la mala pasión de la envidia, pero, sin envidiar, reconozco y deploro que éxito tan grande de librería como va teniendo en nuestra nación la novela Quo vadis? del autor polaco Sienkiewicz, no le ha tenido ningún novelista español, aunque entren en cuenta las Pequeñeces del Padre Luis Coloma.

Y, en efecto, la Casa de las Conchas fué primero de los Maldonados, señores de Barbalos; luego la heredaron los Marqueses de Valdecarzana, y hoy la posee el cinco veces Grande de España, Conde de Santa Coloma, en su calidad de Conde de las Amayuelas.

Las dotes literarias de su autor, tan consumado en la pintura de caracteres, en la descripción de la vida aristocrática, y dueño de todos los primores del estilo, le añaden el encanto que se halla en todas las obras del autor de =Pequeñeces=. Precio: 1,50 pesetas en rústica y 2,50 en tela. P. LUIS COLOMA, S. J. de la Real Academia Española.

En su Historia del reinado de Felipe IV, dice don Gonzalo de Céspedes y Meneses que Espinola los esperó «en el cuartel de Balanzón, acompañado de Noeburg y de los nobles de su campo, y agasajando y recibiendo no solamente con honor pero loando su valentía y la constancia de su defensa dilatada, al gobernador Justino de Nassau y sus coroneles, y a un hijo de don Manuel de Portugal, a dos naturales de Mauricio, y otros dos de Justino». El Marqués de Leganés, Pablo Ballón, Coloma, Anhalt, y don Francisco de Medina estaban con el vencedor.

La puerta estaba abierta: llamamos, sin embargo, y no nos respondieron..... ¿Qué hacer en tal apuro, sabiendo, como sabíamos por la fotografía y el grabado, que el patio era bellísimo? Perdone el Sr. Conde de Santa Coloma: el partido que tomamos fué colarnos de rondón en su casa, bajo la salvaguardia de nuestras buenas intenciones..... Y ¡qué patio vimos!

El Conde de Arembergue tiene uno y Coloma otro, que creo costaron allí cada uno veinte escudos con la boca de plata y serrada con tornilloBibl. Nac. de París, Esp., 336, fol. 194. Con vino de España y aceitunas de Sevilla solía responder el Peregrino á las finezas que recibía. Véanse en la Colec. Ochoa las cartas de remisión á M. Zamet y á otras personas, entre ellas la 95 de la parte I.