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El Rey acogió con favor el pensamiento, ordenando sin dilaciones así al Príncipe Andrea Doria, general de la mar, como á los Virreyes y Gobernadores de Italia, facilitaran al Duque de Medinaceli, nombrado Capitán general de la empresa, los elementos que reclamara, sin esperar otro mandato.

Eran caserones rojizos del tiempo de los virreyes españoles ó palacios del reinado de Carlos III. Sus anchas escalinatas estaban adornadas con bustos policromos procedentes de las primeras excavaciones en Herculano y Pompeya.

Seríamos virreyes, archipámpanos, cuarquier cosa grande, al otro lao de los mares. ¿Usté no ha oído hablar de un tal Pizarro, señó Juan?... El señor Juan hizo un gesto indefinible, no queriendo revelar su ignorancia ante este nombre misterioso que oía por vez primera. La señora marquesa que sabe quién es mejor que yo, y me perdonará si igo barbariaes.

Este Guimarán era favorito de Juan Andrea y medio ayo suyo, aunque era harto más discreto el Juan Andrea que él. Este fué siempre torcedor á que tardase allí tanto el Juan Andrea, por complacer al Virrey, porque los Maestres y los Caballeros de Malta han menester tanto los Virreyes de Sicilia, que no pueden vivir si no los tienen contentos.

En alguna de sus obras, como, por ejemplo, en Ganar perdiendo y Cada cual con su razón, imita tan bien al teatro antiguo, que nos hace la ilusión de que leemos una comedia de enredo del siglo XVII, al paso que en otras, como en Los dos virreyes y en El eco del torrente, tiende á producir los efectos teatrales de los franceses modernos.

Eran regidores perpetuos de la ciudad de Palma; marqueses cuyo marquesado había perdido la familia con los entronques matrimoniales, yendo sus títulos a fundirse con otros de la nobleza de la Península; gobernadores, capitanes generales y virreyes de países americanos y oceánicos, cuyos nombres despertaban una visión de fantásticas riquezas; entusiastas botiflers partidarios de Felipe V, que habían tenido que huir de Mallorca, apoyo postrero de los Austrias, y ostentaban como supremo título nobiliario el apodo de butifarras dado por el populacho hostil.

Y he aquí la misma Elda, que los iberos, grandes poetas, llamaron Idaella, de Daellos, que en nuestra lengua es casa de regalo. El palacio vetusto de los Coloma, virreyes de Cerdeña, muestra en lo alto sus dorados muros ruinosos; abajo, el pueblo se extiende en tortuosas callejas apretadas. El Vinalapó corre en lo hondo.

En su estirpe figuraban toda clase de glorias: amigos de monarcas; Adelantados que infundían miedo a la morisma; virreyes de las Indias, santos arzobispos, almirantes de las galeras reales; pero el alegre marqués daba de barato tantos honores y tan preclaros ascendientes, pensando que hubiera sido mejor para él poseer una fortuna como la de su cuñado Dupont, aunque sin las obligaciones y trabajos de éste.

Con todas las violencias tiránicas, con todas las ferocidades de cuantos virreyes, gobernadores y capitanes generales ha enviado España á América, desde el reinado de Felipe II hasta hoy, si pudiéramos ponerlas en un alambique y destilar la quinta esencia de ellas, créame el Sr. Merchán, no sacaríamos un espíritu equivalente al del tirano Rosas, pongo por caso. Es el Sr.

La viuda de Dupont creyó morir al saber tales cosas. ¡Señor, y para esto habían nacido los preclaros varones de su familia, virreyes, arzobispos y capitanes, dándoles los monarcas títulos y señoríos! ¡Para que tanta gloria sirviese de prospecto a una mala mujer!... Y aun ésta resultaba la mejor de las dos.