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Pero la misma inobediencia de las tropas causó el desórden, y que pereciesen en la funcion y retirada seis de los nuestros: bien que los enemigos compraron á mucho precio esta ventaja, porque tuvieron mayor número de muertos y heridos, por haber sufrido mas de dos horas un fuego muy vivo que les hizo la fusileria.

Desde el día en que le hizo aquella horrible proposición, que no podía recordar sin sentirse inflamado de cólera, comprendió que no sería dueño jamás del corazón de María. Una voz secreta e implacable se lo estaba diciendo sin cesar al oído. Así que no le causó gran sorpresa la carta en que se le notificaba la entrada en el convento. Hacía ya algún tiempo que corría este rumor en la población.

Esta novedad le causó tal alarma, que produjo en todo su organismo un gran sacudimiento, despertósele con él, por un instante, la inteligencia; vio a su luz la extensión y gravedad del apuro, y crecieron con ello sus congojas.

Como el tal líquido despertaba en él una demencia destructiva, mató á varios miles de los nuestros, nos causó otros daños, y tuvimos que suprimirle, encargándose nuestra Facultad de Química de disolver y volatilizar su cadáver para que tanta materia en putrefacción no envenenase la atmósfera.

Después de hablar de las funestísimas consecuencias que causó en todas las industrias sevillanas la epidemia de 1649, dice, refiriéndose al memorial que en 1655 dirigió al Rey el maestro tejedor Francísco Martínez de la Mata en nombre de sus compañeros Francisco de Cisneros y Jerónimo de Porras; que consta en dicho documento, que no habían quedado en Sevilla más que 60 telares, siendo así que antes había 3000, en los cuales trabajaban 30000 personas.

Viendo que Isidora no le contestaba, Bou tomó una silla y se sentó junto a la dolorida. En el momento de sentarse ocurriole una idea que le causó grande aflicción.

Además, ponían en el negocio su inteligencia, que es lo principal. Quedóse con las cuarenta y una restantes, don Rosendo. Grandeza singular de ánimo que causó excelente impresión en todos. Despacháronse emisarios a Lancia en busca de imprenta. No habiendo dado resultado sus gestiones, el mismo fundador se trasladó a la ciudad.

Mendieta, que dijimos, fué dejado Del piloto mayor y marineros, Como era mozo mal considerado, Causò la muerte

Nunca me consolaré de mi torpeza. ¡No pensar que podía vuestra majestad estar recogida en el lecho! ¡Y en qué circunstancias! ¡Cuando su majestad el rey estaba en la cámara!... ¡Ah! ¡Su majestad!... ¿Y qué mandaba su majestad? Me mandaba que le anunciara á vuestra majestad. ¡Ah! ¿Y ese mandato os causó tanto miedo, que os obscureció la vista y no reparásteis en ? ¡Señora!

El crimen de las Aceñas les disgustó, pero no causó en ellos la profunda desazón que en el resto del vecindario. Al cabo de cinco o seis días tornaron a sus patriarcales costumbres. Y era tal su valor, que la mayor parte de las noches dejaban olvidadas las armas en la tienda.