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Miróle de alto abajo el lacayo, extrañando, sin duda, que por tal dependencia le preguntase un mancebo, buen mozo, que transcendía á la legua á hidalgo y á valiente, y que llevaba con suma gracia su traje de camino. No os dejarán llegar á la cocina de su majestad contestó el lacayo después de un momento de importuna observación si no decís á quién buscáis. Busco dijo el joven al cocinero mayor.

21 Entonces Pedro, descendiendo a los hombres que eran enviados por Cornelio, dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido? 22 Y ellos dijeron: Cornelio, el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene testimonio de toda la nación de los judíos, ha recibido respuesta por un santo ángel, de hacerte venir a su casa, y oír de ti palabras.

Allá dentro de esa molécula está lo que buscais; adelantad de continuo hácia su interior: no lo encontraréis, pero allí estáNo creo que la realidad en este caso desmerezca de la exactitud científica: la teoría mecánica ni imaginada ni concebida, no va mas allá.

Dios nos libre, respondió la Syria; lo que nosotras buscamos solo las mugeres pueden tocarlo. Raro es eso, dixo Zadig: ¿me haréis el favor de decirme qué cosa es esa que solo las mugeres pueden tocarla? Un basilisco, respondió ella. ¡Un basilisco, señora! ¿y por qué motivo buscais un basilisco?

La tierra ha de dármelo, mucho antes que el mar, a vosotros, esos tesoros de naufragios que buscáis.... El Caballero se aleja lentamente. Los tres mendigos le miran desvanecerse entre los roquedos de la playa. La Luna parece agigantar la figura del viejo hidalgo y poner un nimbo en su cabeza blanca y desnuda. Una costa brava ante un mar verdoso y temeroso.

"Cantos celestes, poderosos y dulces, ?porque me buscais entre el polvo? Haceos oir a los humanos a quienes podeis consolar. Escucho el mensage que me traeis, pero me falta la fe para creerlo. El milagro es el hijo querido de la fe. Sin embargo, acostumbrado a oir estos cantos desde la infancia, me llaman a la vida.

¡Ah! exclamó cambiando enteramente de expresión la abadesa : ¿y para qué me buscáis, caballero? Primero he buscado á vuestra noble prima. ¿Y para qué? Para asuntos que me tocan al alma... porque á me toca al alma todo lo que directa ó indirectamente atañe al servicio de su majestad. ¡Ah!

Sombra, le preguntó ¿dónde podría estar esa tierra del Eldorado? «Más allá de las montañas de la Luna, en el fondo del valle de las sombras; cabalgad, cabalgad sin descanso respondió la sombra, si buscáis el Eldorado....».

19 Y Eliseo les dijo: No es este el camino, ni es esta la ciudad; seguidme, que yo os guiaré al hombre que buscáis. Y los guió a Samaria. 20 Y cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: SE

Sin duda os chanceáis, señor barón, repuso admirado el personaje, que no era otro sino el corregidor de Lepe. ¿Cómo he de entregaros parte de esta cadena, insignia del municipio de nuestra ciudad? Acabáramos, gruñó el veterano. Vos buscáis al barón de Morel, nuestro valiente capitán, y allí lo tenéis, que acaba de desembarcar y monta el caballo negro.