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Actualizado: 12 de julio de 2025
Sí, esta mano, ¿lo oyes?, esta mano es la que te ha vencido cuando llegamos por vez primera al corazón de vuestros bosques... ¡Mi mano es la que ha doblado tu cerviz bajo el yugo y te la volverá a doblar otra vez! Porque vosotros sois valientes, creéis que seréis para siempre dueños de este país y de Francia entera... ¡Pues bien, estáis equivocados!
El intendente salió esta mañana y volverá tarde esta noche. Espiaré su vuelta e iré a verlo en su cuarto. Por medio de él quizá consiga que tu madre vuelva sobre su decisión. Si esta última tentativa no da resultado, es preciso que demuestres que tienes valor y juicio, y que no dificultes mi protección con tu debilidad.
Bonis, con repugnancia por hablar de tales asuntos allí, en el templo, pero compadecido hasta el fondo del alma, y, por otra parte, dispuesto a no abdicar de su dignidad de padre de familia sin mancha, tapujos ni relajamientos de costumbres, dijo con voz que procuró hacer cariñosa al par que firme, y que le salió temblona, balbuciente y débil: Serafina..., yo a ti te debo toda la verdad.... Yo, en adelante, quiero vivir para mi hijo.... Nuestros amores... eran ilícitos.... Debo a Dios un gran bien, una gracia...: el tener un hijo.... Ofrecí el sacrificio de mis pasiones por la felicidad de Antonio.... Además, estoy arruinado.... En el terreno de los intereses materiales... haré por ti... lo que pueda...; ¡ya se ve!... Con ese D. Carlos, que es un judío... ya me entenderé yo.... Pero estoy arruinado.... La voz..., tu voz... volverá...
Si después de una larga serie de años de nieve se hincha y se alarga la masa del ventisquero, volverá á coger esas montañas de piedras y las llevará más lejos.
Al avistar Tenerife preguntó con emoción si ya estábamos en Buenos Aires. Mañana, al ver de lejos las islas de Cabo Verde, volverá a creer que hemos llegado... ¡Infeliz! De todos los que vamos en el buque es el que más piensa en Buenos Aires, y bien podría ocurrir que fuese el único que no llegase a verlo.
Le acepto, respondió el padre; mas no sin condiciones. Yo no he de ser el instrumento de tu ruína, si tu ruína es inútil. ¿Y por qué inútil? Porque Clara, á mi ver, no desistirá ya de tomar el velo. ¿Cómo que no desistirá? Sobre Clara pesa el yugo férreo de su madre. Quitémosle ese yugo, y Clara volverá á vivir, y volverá á amar á su gallardo estudiante, y se casará con él, y será dichosa.
Si tu marido tiene celos, con explicarle que no hay motivo para que los tenga, estará todo terminado. ¿Y cómo se lo explico? ¿Dónde podré verle? ¿No te he dicho que se fué y no volverá más? Quizá se mate. Tales cosas me dices que empiezas a ponerme en cuidado, aunque no soy de las que se ahogan en poca agua.
No sé por qué el cuerpo de aquel desgraciado fue el único que les movió a perder con tal descaro el respeto a la muerte, y decían: «Ya las ha pagado todas juntas...; no volverá a hacer de las suyas», y otras groserías del mismo jaez.
¡Viuda! gritó doña Clara, salvando de un salto la distancia que le separaba del bufón y asiéndole con violencia: ¡viuda habéis dicho! Sí, viuda contestó el bufón desasiéndose de doña Clara con un ligero sacudimiento ; pero no quiero atormentaros antes de tiempo; podéis daros por viuda porque os lo roban. ¡Que me le roban! ¡Sí, no volverá! Explicáos, ó por mi alma, llamo...
De un modo o de otro tiene que acabarse, y yo afirmo que acabará bien; Gaspar volverá, y entonces nos divertiremos. Juan Claudio llenó las copas y Catalina secose las lágrimas, murmurando: ¡Y pensar que esos bandidos tienen la culpa de lo que nos pasa! ¡Ah! ¡Que vengan, que vengan por aquí!
Palabra del Dia
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