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Actualizado: 9 de julio de 2025
Crea usted que en esta carrera nadie entra sin vocación. En los seminarios hay encerrados muchos contra su voluntad, pero a nadie lo dedican a militar por la fuerza: el que viene a la Academia es porque le sale de dentro. ¿Y todos están tan seguros del éxito como usted?
Pero me fastidia, sin embargo, pensar que las solteronas tienen un lado un tanto ridículo... ¡Qué idea, reclamar un marido con tanta insistencia y tan poca discrección!... ¡Bah! exclamé con más firmeza, me siento, con todo, una aptitud sublime para esa vocación tan desacreditada... Sin embargo, por complacer a mi abuela, consiento en poner toda mi buena voluntad al servicio del matrimonio.
Eso es imposible. Yo no creo que entrar monja sea morir, sino seguir la mejor vida. Ya he dicho que no discuto, ni trato de teologías con V. Concedo, pues, que la vida del claustro es la mejor vida; pero es cuando hay vocación para seguirla; cuando no se va al claustro desesperada, casi loca, llena de desatinados terrores. Vuelvo á repetir á V. que me deje, Sr. D. Fadrique. ¿Para qué hablar?
Sí, yo soy, hija mía, que vengo a sacarte del convento. Y ¿cómo? ¿Por qué? ¿Para qué? Tu protector conoce, como conozco yo, que no tienes vocación al claustro. Eso importa poco, porque tengo menos vocación al mundo. Tu protector comprende que has entrado aquí desesperada. No lo niego. Quiere que tu suerte sea menos triste. Eso depende de Dios. Pero Dios se vale de los hombres.
Te haces encontradizo con ella... Para eso es menester que te levantes un día temprano... Ya sabes que va a misa a San Alberto... Le dices que has estado, con cualquier motivo... conmigo, por ejemplo, en el colegio del Corazón de María, que has hablado con Gloria y que consideras que no debe permanecer en el convento por esto y lo otro... Que no tiene vocación de monja, y que sería cargo de conciencia tenerla allí contra su gusto.
Quiso la suerte que le diera por escribir, y entonces este hombre hizo lo que debieran hacer todos los que se sienten con vocación o que creen sentirla: se inspiró en un ambiente donde había vivido por muchos años, y copió, o mejor, idealizó costumbres y figuras de ese ambiente, con tanto arte y tanto talento que dejó admirado al mismo Dickens cuando este gran novelista inglés leyó por primera vez Los Desterrados de Poker Flat.
El dinamarqués Thorwaldsen tallaba, a los trece, mascarones para los barcos en el taller de su padre, que era escultor en madera; y a los quince ganó la medalla en Copenhague por su bajorrelieve del Amor en Reposo. Los poetas también suelen dar pronto muestras de su vocación, sobre todo los de alma inquieta, sensible y apasionada.
Y la familiaridad con las ciencias y subsecuente visión por miríadas de imágenes se obtiene profesando, por vocación y con fe, en una casa de huéspedes. «La verdadera universidad de nuestros días asentó Carlyle es una biblioteca.» Si Carlyle hubiera sido español, habría dicho casa de huéspedes, que no biblioteca.
¡Que no tenía vocación! exclamó Entrambasaguas con voz de trueno: eso es una irreverencia. El estudiante bajó los ojos aturdido ó indignado. Después miró como único consuelo á la devota, por ver si, como otras veces, salía á defenderle; pero la devota, que miraba también con atención contemplativa, pensaba en otra cosa que en defenderlo.
¿Pero él tenía vocación? Pepe, que hacía ya rato daba señales de impaciencia, no pudo aguantar más, y rompió diciendo entre burlón y enojado: ¡Vocación! ¡Vocación! ¿Quién sabe lo que es eso?
Palabra del Dia
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