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Actualizado: 10 de junio de 2025


Se detuvieron junto á la cancela de cristales de la entrada. Martínez había perdido su sonrisa, mirando con asombro el gesto duro y la palidez del príncipe. En una palabra dijo éste con resolución : lo que yo tengo que pedirle es que visite con menos frecuencia la casa de la duquesa de Delille. Si se abstiene en absoluto de ir á ella, aún será mejor.

13 Y visitaré a los que moran en tierra de Egipto, como visité a Jerusalén, con cuchillo, y con hambre, y con pestilencia. 14 Y del remanente de Judá que entraron en tierra de Egipto para morar allí, no habrá quien escape, ni quien quede vivo, para volver a la tierra de Judá, por la cual suspiran ellos por volver para habitar allí; porque no volverán sino algunos fugitivos.

El águila estraña trasmude su nido E pase los puertos de la grant friura, Del valle rompiendo la grant espesura Asiente en la casa del fuego escondido: Visite el grant poyo enfortalecido Vuele en los campos é selvas del pan: Coma en la mesa do comen y estan Millares de bocas sin cuento sabido. En la medianía del valle partido More algun tiempo, que es breña segura.

A cierta edad, una habitación es un mundo, y el objeto más insignificante es un recuerdo querido que llega a formar parte de nuestro mismo ser. He encargado a Juanita, la esposa de nuestro mayordomo, que la visite y la sirva siempre que se le ofrezca.

Entre los monumentos y varias curiosidades que visité durante mi corta permanencia en Lóndres, no olvidaré dos de un género histórico y artístico que merecen atencion, aunque de carácter muy secundario; tales son: el Diorama y la Galería de madama Tussaud.

Lo que no se intenta, nunca llega á conseguirse: es preciso principiar las obras, porque el que las principia lleva una ventaja inmensa. Sobre todo la mezquita debe reponerse en cuanto sea posible en su antiguo estado. Si se la dividida y cual esta hoy dia, un profundo sentimiento se apoderará del inteligente que la visite.

Después me ha rogado te pregunte si consientes en que sea presentado en esta casa. Eso es otra cosa respondió poniéndose repentinamente seria. Yo no puedo impedir que sea presentado aquí; pero, como mi consentimiento podría implicar que tengo gusto en que nos visite, no estoy dispuesta a dárselo. No se trata de que lo aceptes por novio se apresuró a decir Gonzalo.

Aquel panorama es de los que no se olvidan nunca. Al describirlo en masa, me parece que lo estoy viendo, con el ojo enardecido por un sol devorador, después de ocho meses trascurridos desde que visité á Gibraltar. A las cinco de la tarde nuestro vapor levó anclas haciendo rumbo hácia Cádiz.

Visité Motril, Velecillos, la Alpujarra; hallé donde quiera la quietud del sepulcro, la calma de la muerte.

A fines del mes de Junio visité al almirante Dewey, quien después de cumplimentarme por los rápidos triunfos de la revolución filipina, me manifestó que los almirantes alemán y francés habíanle preguntado porqué consentía á los filipinos usar bandera no reconocida en sus embarcaciones, y que á semejante interpelación había él contestado que con su conocimiento y consentimiento usaban los filipinos dicha bandera; aparte de que por su valor y resolución en la guerra contra los españoles, merecían desde luego usar de dicho derecho.

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