Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 10 de junio de 2025


Y los pobres, que forman la mayoría, contándose entre ellos no pocos que han sido ministros de Ultramar, me atrevo á sostener que no han tomado un céntimo de peseta al hacerse el reparto de los doscientos millones de pesos fuertes. A algunos, cuyos nombres pudiera citar y á quienes traté y visité hasta que murieron, fue menester venderles los libros y las ropas para poder enterrarlos.

La ley se ejecutó, y hoy está aun en vigor; aquí todo explicado. De Venecia regresé á Milan deteniéndome en Verona: ya he hablado de esta ciudad. En Milan visité de nuevo la catedral, y teniendo que volver á Suiza sin atravesar los Alpes por el peligroso y encantador paso del San Gotardo, decidí dirigirme á Turin, para entrar en Suiza por el Monte Cenis y la Saboya: así lo ejecuté.

Causóme lástima de veras el estado de este buen hombre, que no habia otro de mas razon, ni mas ingenuo; y me convencí de que eso mas era desdichado que mas entendimiento tenia, y era mas sensible. Aquel mismo dia visité á la vieja vecina suya, y le pregunté si se habia apesadumbrado alguna vez por no saber qué era su alma; y ni siquiera entendió mi pregunta.

Solo visité con mis compañeros unas cinco, al acaso, entrando en cada callejón á la primera quo se nos ofrecía. Una puertecita angosta, de unos 160 centímetros de altura, está ajustada á la roca y se abre sobre una salita cuadrada de poco mas de 2 metros por lado.

Si la mujer que con sus coqueterías, no por cierto muy desenvueltas, casi sin hablar a Vd. palabra, a los pocos días de verle y tratarle, ha conseguido provocar a Vd., moverle a que la mire con miradas que auguraban amor profano, y hasta ha logrado que le Vd. una muestra de cariño, que es una falta, un pecado en cualquiera y más en un sacerdote; si esta mujer, es, como lo es en realidad, una lugareña ordinaria, sin instrucción, sin talento y sin elegancia, ¿qué no se debe temer de Vd. cuando trate y vea y visite en las grandes ciudades a otras mujeres mil veces más peligrosas?

El local de los hombres que visité, es un salon de altísimo techo, cuyas celdas ocupan solo una ala, superpuestas en cuatro hileras ó pisos que se comunican por escaleras y corredores angostos, girando en el interior del salon como en un teatro. De este modo, situándose en cualquier punto se registran todos los corredores y las puertas de las celdas.

Era su segunda esposa; había cometido la tontería de casarse de nuevo. El marido murió, conforme al programa. La viuda ha heredado la enfermedad. Ayer la visité y aunque el mal ha sido atacado desde el principio, no me atrevería a responder de nada. La señora Chermidy cerró sus puertas a las cinco de la tarde y se sumió en una melancólica meditación.

La misa de doce es la más concurrida; a ella van, las muchachas en privanza, muy emperejiladas y lindas, y en el atrio de la Parroquia, bajo los fresnos y los ahuehuetes, se reune la flor y nata de la pollería villaverdina. Visité a don Román, el cual se mostró muy afable y cariñoso con su discípulo.

5 y hará llevar a Sedequías a Babilonia, y allá estará hasta que [yo] le visite; dijo el SE

A propósito de hombres célebres, y ahora que me viene á la memoria, tambien visité la casa que habitó Goldoni, el autor de tan buenas comedias. Otra visita indispensable en Venecia es la del Seminario Patriarcal, próximo á la iglesia de la Salud.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando