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Actualizado: 31 de mayo de 2025


He sido vicario, trabajando del alba a la noche por seis reales al día: peseta y media, don Fernando. Y todavía el barbero del pueblo y otras malas lenguas murmuraban de la vida regalona que llevamos los de la Iglesia... Cuando vivía en Madrid, cerca del diputado del distrito, solicitando un puesto mejor, he andado hecho un azacán de sacristía en sacristía pidiendo misas como el que pide limosna.

Añadía el padre Arce que por él no había de ir otra almita al limbo, que no se sentía con hígados para hacer un feo a antojos de mujer encinta. El vicario foráneo se vió de los hombres más apurados para dar su fallo, y solicitó el dictamen de Matalinares, que era a la sazón fiscal de la Audiencia de Lima.

¿De qué hijo? interrumpió el padre vicario, que aún no quería creerlo. ¿De qué hijo ha de ser? Estoy perdida, frenéticamente enamorada de D. Luis. La consternación, la sorpresa más dolorosa se pintó en el rostro del cándido y afectuoso sacerdote. Hubo un momento de pausa. Después dijo el vicario: Pero ese es un amor sin esperanza: un amor imposible. D. Luis no te querrá.

Al fin, yo llamaba ya «señora» a la abadesa, «padre» al vicario y «hermano» al sacristán, cosas todas que con el tiempo y el curso alcanza un desesperado. Empezáronme a enfadar las torneras con despedirme y las monjas con pedirme. Consideré cuán caro me costaba el infierno, que a otros se da tan barato y en esta vida, por tan descansados caminos.

El señor vicario me va reconciliando mucho con el clero español, a quien algunas veces he tildado yo, hablando con Vd., de poco ilustrado. ¡Cuánto más vale, me digo a menudo, este hombre, lleno de candor y de buen deseo, tan afectuoso e inocente, que cualquiera que haya leído muchos libros y en cuya alma no arda con tal viveza como en la suya el fuego de la caridad unido a la fe más sincera y más pura!

No ha dejado más que cinco o seis duros y sus muebles, porque todo lo repartía de limosna. Con su muerte habrían quedado aquí huérfanos los pobres, si Pepita no viviese. Mucho lamentan todos en el lugar la muerte del padre vicario; y no faltan personas que le dan por santo verdadero y merecedor de estar en los altares, atribuyéndole milagros.

Ahora bien, yo proponía a Ripamilán que viniese conmigo, pero él no quiere.... Si usted fuese tan amable que me acompañara, aquellos buenos párrocos se creerían honrados infinitamente... ¡ya ve usted, como usted es el señor Vicario general!... No hubo más remedio. El Magistral tuvo que comer con el Marqués y los curas en el palacio viejo.

Además que, si bien es temerario buscar el peligro, es cobardía no saber arrostrarle y huir de él cuando se presenta. No lo dude Vd.: yo veo en Pepita Jiménez una hermosa criatura de Dios, y por Dios la amo, como a hermana. Si alguna predilección siento por ella es por las alabanzas que de ella oigo a mi padre, al señor vicario y a casi todos los de este lugar.

El padre vicario era tan bueno y tan humilde que, al decir las anteriores frases, estaba confuso y contrito, como si él fuese el reo y Pepita el juez.

Fueron los primeros prebendados inquisidores el Dr. Pedro Martin del Barrio, canónigo y vicario del obispo, el bachiller Alvar Gonzalez de Capillas, canónigo, y el bachiller Anton Ruiz de Morales, canónigo y despues chantre; agregándose á estos el P. Fr. Martin Caro, guardian del convento de S. Francisco.

Palabra del Dia

rigoleto

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