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Actualizado: 6 de mayo de 2025
En este tiempo vino a don Diego una carta de su padre, en cuyo pliego venía otra de un tío mío llamado Alonso Ramplón, hombre allegado a toda virtud y muy conocido en Segovia por lo que era allegado a la justicia, pues cuantas allí se habían hecho de cuatro años a esta parte han pasado por sus manos. Verdugo era, si va a decir la verdad; pero un águila en el oficio.
Uno de los martirios de su exclusiva invención fue pincharla las manos con un alfiler, y tanto le gustó que en pocos días las tuvo llenas de picaduras: apenas había sitio donde poner otra. Esta tarea ferocísima solía encargarla a su verdugo de órdenes, Concha, quien la desempeñaba a conciencia.
En tal estado las cosas, no era de extrañar que mi madre creyera suspendida sobre la cabeza de su esposo el hacha del verdugo. Algunas veces tuvo la idea de arrojarse a los pies de los delegados de la Convención y pedirles la libertad de mi padre.
Hubo que reconocer, al principio, que había alguna exageración en los rumores esparcidos á su costa y llegó á resultar después evidente que eran falsos. No faltó quien quiso averiguar el origen de aquel envenenamiento social, pero la misma víctima se interpuso entre su verdugo y los curiosos.
Mi madre ha muerto; procuraré olvidar el nombre de su verdugo, lo que quiere decir que no puedo llevarle. Y, con una especie de violencia, atrajo hacia su pecho a la tía Liette desfallecida. Tú, que me lo has dado todo, dame también tu nombre; ten la seguridad de que no seré ingrato.
-El mismo soy -respondió el caballero-, y el tal don Quijote, sujeto principal de la tal historia, fue grandísimo amigo mío, y yo fui el que le sacó de su tierra, o, a lo menos, le moví a que viniese a unas justas que se hacían en Zaragoza, adonde yo iba; y, en verdad en verdad que le hice muchas amistades, y que le quité de que no le palmease las espaldas el verdugo, por ser demasiadamente atrevido.
UN HOMBRE. ¡Demonio, qué injusticia! se concede eso a un renegado y se me negaría quizás a mí. JUANA. Mira, Pepa, los penitentes con el ataúd. PEPA. Detrás va el verdugo ¡Virgen santa! no es feo para ser un verdugo; sólo que está muy pálido. JUANA. Muy sencillo; es el verdugo de Córdoba que viene a reemplazar al nuestro, y como nunca ha matado aquí... pues, claro, se encuentra cohibido...
Se nos olvidó, y mire las resultas.... Anda, desgraciada, cómprate ahí la paciencia y usala a pasto, que te irá bien. Lo dicho: paciencia, y más paciencia; y nada de esquelitas de tapadijo. ¿Quién la mete a ella a predicadora? Y no afligirse: Dios aprieta, pero no va a ahogar, que no es ningún verdugo; y puede que cuando menos pienses, te mande consuelos, así, de regalo, y no por tus méritos.
El matrimonio entrega una víctima al verdugo murmuró mi tío. ¡Ah! Juno y yo protestamos con la mayor energía. ¿Y quién es la víctima, papá? ¡El hombre, canarios! Pues, peor para los hombres repliqué, que se defiendan. Lo que es yo, estoy decidida a volverme verdugo. Pero ¿a qué quieren venir a parar ustedes, señoritas?
Terrible es el dolor que se previene Con acabar la vida en fin violento, Y mas el mio, pues al hado plugo Que yo sea de vosotros cruel verdugo.
Palabra del Dia
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