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Actualizado: 21 de junio de 2025
Estaba seguro de que la decepción sufrida por la pobre niña provocaría en su ánimo una crisis en que, tras la desesperación, vendrían, primero el abatimiento, y luego la resignación. Amando como ella amaba, jamás buscaría lenitivo en el olvido, consuelo en otra pasión, ni venganza en las sugestiones del despecho.
No podía ser de otra manera, pero yo esperaba que estuviese llena de gentes, de amigos que vendrían a mi encuentro para decirme: «No temas: ¡todo ha sido un sueño!...» Y no había nadie, ¡nadie! Aullaba un perro en una callejuela.
El ilustre jefe colombiano, aun cuando no fuera por su ardiente amor hácia la causa de la libertad de la América del Sud, no podia mirar con indiferencia los peligros que vendrian á amenazar la obra por él realizada hasta alli si las armas españolas llegasen á entronizarse en el Perú; y cuando recibió la triste noticia de los últimos desastres se hallaba en la provincia de Huamalies organizando tropas y esperando refuerzos de su república para continuar las operaciones de su cuenta y riesgo, pudiendo oponer de alli á poco á las desgracias ocurridas un ejército de 4.000 patriotas del pais y 6.000 colombianos.
Las luces vendrían de donde no se viesen, ya en el jardín, ya en la casa; y estaba en camino Mr. Sherman, el americano de la luz eléctrica, para que la hubiese bien viva y abundante: los globos se esconderían entre cestos de rosas. De jazmines, margaritas y lirios iban a vestirle a Ana, sin que ella lo supiese, el sillón en que debía sentarse en la fiesta.
Los había de diferentes cuartones. Hasta de San Juan, en el extremo opuesto de la isla, vendrían mozos para cortejar a Margalida. Pep, a pesar de su falso gesto de padre intratable, enrojecía y apretaba los labios con mal disimulada satisfacción, mirando de reojo a los amigos sentados junto a él. ¡Qué honor para Can Mallorquí! Nunca se había conocido un galanteo como éste.
La respuesta de don Carlos fué evasiva. El ingeniero y el comisario tal vez vendrían detrás de él ó tal vez tardasen horas. Yo no he querido aguardarlos. Son algo... cachazudos; á saber cuándo llegarán. Me faltó paciencia y aquí estoy.
Esta aparición del pasado, todavía latente en la capilla abandonada, el recuerdo de aquellas dos damas, la una toda piedad, la otra idealista, elegante y soñadora, acabó de trastornar a Febrer. ¡Y pensar que dentro de poco las manazas de la usura vendrían a profanar tanta cosa venerable!...
Lucía le dio blandos golpecitos en las espaldillas, y permaneció silenciosa, no queriendo pronunciar palabra que torciese el giro de la conversación. Sus ojos interrogaban. Ej... ej... te aseguro que fue un chasco famoso... continuó Pilar calmándose . A la Noveldita le vendrían de perlas los cientos de miles de francos que el padre reunió para el hijo... pero ¡dicen que no le gustan las mujeres!
El pavimento del nuevo templo no sería de baldosa común, como el de Sarrió, sino de azulejos; los altares vendrían tallados de Italia, los cristales de Londres; el altar mayor sería todo de mármol. Cada uno de estos pormenores, repetidos de boca en boca, les hacía derramar lágrimas de ternura.
Esto le pareció a la Delfina tan discreto, que creyó tener delante al primer filósofo del mundo; y le dio más limosna. «Yo no tengo niños repitió , pero ahora me acuerdo. Mis hermanas los tienen...». Mil y mil cuatrillones de gracias, señora. Algunas prendas de abrigo, como las que repartió el otro día doña Guillermina a los chicos de mis vecinos, no nos vendrían mal.
Palabra del Dia
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