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Actualizado: 29 de julio de 2025


Ellas venden, trabajan, manejan el dinero, y el hombrecito está a sus espaldas sin hacer otra cosa que proporcionar a la razón social su autoridad de macho o guardar el puesto cuando la socia se ausenta. ¡Qué delicia! Así te quisiera yo. ¡Todo lo mío para ti!... Mi chulo rico, déjame soñar. Déjame forjarme ilusiones. No me contradigas. No me gustas cuando te pones tan digno, tan caballeresco.

«Al niño no le he visto ni hoy ni ayer respondió Benina ; pero me ha dicho la Juliana que anda corriendo ahora como las mismas exhalaciones, porque, con esto del trancazo, le han salido muchos anunciantes de medicinas. Piensa ganar mucho dinero y echar él un periódico, todo de cosas de tienda, poniendo, un suponer, dónde venden este artículo o el otro artículo.

28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar; temed antes a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el quemadero. 29 ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. 30 Pues aun vuestros cabellos están todos contados. 31 Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.

Hace días que quiero comprarla un ramo grande, muy grande, para cubrir su cama, para que se imagine que todo un jardín corre hacia ella, esparciéndose a sus pies... Pero no tengo dinero... nada, absolutamente nada. No puedo comprar ni un ramito de los que venden en la calle. Apenas como; ando por ahí como un perro sin amo.

Después añadió, designando el último talonario con cierto desprecio: Estas blancas sólo valen dos reales. Son para ver los gigantones y las campanas. Se venden muchas entre la gente menuda que viene a la catedral en días de fiesta. ¿Querrás creer que aún hay judíos que protestan y dicen que esto es un robo?

Paz seguía con la moneda en la mano, más avergonzada que el chico. ¿Me haces un feo? Eso no: y que vea Vd., deme usted esa rosa que tiene Vd. prendida en el pecho: luego yo se la doy a mi novia: Vd. tendrá muchas así, y de esas no se venden en la calle.

A esa hora el silencio es casi completo, y el viajero que vaga en las calles solitarias se cree como errante en un vasto cementerio. ¿Qué hacen las gentes á esa hora? ¿Trabajan en sus casas ó talleres, ó venden en sus tiendas, ó rezan?... No si hacen casas muy malas ó muy buenas; lo que es que vegetan.

6 ¿No se venden cinco pajarillos por dos blancas? Pues ni uno de ellos está olvidado de Dios. 7 Y aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis pues; de más estima sois que muchos pajarillos. 8 Y os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del hombre le confesará delante de los ángeles de Dios;

Lo que me anonada es que mi tía consienta esto, mi tía que me quiere tanto. ¡, ya que no me quieres; pero mi tía...! Vamos que... Pues esa víbora de Papitos, con su cara de mona... ¡Qué humanidad, Dios mío! El hombre honrado no tiene defensa contra tanto enemigo; la traición le rodea; la deslealtad le acecha. Aquellos en quienes más confía le venden.

¿Pero de qué me avisáis? Os aviso de que... debéis mudar de amigos. ¡De amigos! Porque los que os fingen amistad, os venden. Hablad más claro. Don Rodrigo... ¡Herido!... ¡medio muerto!... A causa de sus traidores enredos. Creo que érais muy amiga suya, Dorotea, y aun algo más que amiga. Pues ahí veréis: cuando yo de repente me vuelvo en contra de don Rodrigo, algo debe de haber.

Palabra del Dia

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