United States or Pitcairn Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Nadie, por otra parte, hace caso. ¿Acaso en París no atruenan por la noche en los bulevares una nube de muchachos que venden boletines con la noticia del asesinato de Gambetta o el accouchement de M. Grévy, como lo he oído frecuentes veces? No es raro oír en Bogotá: «Fulano me ha echado hoja». Es decir, Fulano ha escrito contra una hoja suelta, que ha hecho imprimir y fijar en las esquinas.

Si no fuera por la obligación de pagar el tributo, no tendrían ninguna industria estos pueblos, mas aquella les hace ir al monte á coger cera, que venden á 25 pesos quintal, en Gumaca y Atimonan. El pueblo de Catanauan tiene magníficas condiciones para ser rico, y sin embargo es de los más miserables.

Calló un instante don Ramón para tomar aliento y recrearse en el eco de su elocuencia, pero al instante prosiguió, mirando a Fermín fijamente, como si éste fuese un enemigo difícil de convencer: Por desgracia, muchas gentes creen paladear el vino de Jerez cuando beben inmundas sofisticaciones. En Londres, bajo el nombre de Jerez, se venden líquidos heterogéneos.

No faltaban tampoco las nunang, que son las más pequeñas de todas, sin verrugas ni espinas, lisas y con toda la piel negra, pero que son las más codiciadas, pagándose en los mercados chinos hasta a treinta y cinco pesos el pikul. Había también otras de calidad inferior, como los zapatos, los lowlovan, los balatliman, los botan y los hangenan, que se venden a seis pesos el pikul.

Verdad es dijo don Celso riéndose . Me olvidaba de que esto es también estanco donde se venden los sellos de franqueo. Traiga usted uno por nuestra cuenta. Obedeció Cuarterola. Volvió con el sello; pególe a la carta Lépero, y al devolvérsela al tabernero, le dijo: Ahora veamos cuánto se le debe a usted por todo.

Ciertamente le contesté, porque los hombres como usted venden en París sus ediciones. En París no habrá libros malos que no se lean, ni autores necios que se mueran de hambre. Desengáñese usted: en este país no se lee prosiguió diciendo. Y usted que de eso se queja, señor don Periquito, usted ¿qué lee? le hubiera podido preguntar. Todos nos quejamos de que no se lee, y ninguno leemos.

Pero si, como he oido muchas veces, denuncia terrenos algun vecino de esta ciudad ú otra parte, y en consecuencia se nombran agrimensores, tasadores y jueces, se ponen en subhasta, y al fin se venden 30 ó 40 leguas cuadradas por 80 pesos, no quedará para la villa, ni hay que esperar poblacion.

Hay muchos guanacos, de cuya piel hacen en algunas partes sus tiendas, y no menor número de antas, cuyas pieles venden los Tehuelches á los Puelches para armarse con ellas. La anta es una especie de ciervo, pero sin astas; su cuerpo es como el de un asno, su cabeza larga, menguándose hasta que acaba en un pequeño hocico.

Y es una hermosa muchacha: está flaca y sobre todo mal vestida; pero con un mes de buen trato... ¡Y usted la vendería, la dije con repugnancia sin dejarla concluir. Hoy todo se compra y se vende, me contestó con sarcasmo: se vende el amor, se vende la amistad. ¡Y se venden las hijas! Amparo no es mi hija, me contestó con precipitación y con acento singular.

Estas flores no se venden, dijo el oso, pero puesto que la has cortado, llévatela, pero en cambio has de traerme la más pequeña de tus hijas, la que ha pedido la flor. 45 ¡Ah! no señor, dijo el padre, a ese precio no quiero la flor, tómela Vd. No puede ser, respondió el oso, ya la has cortado y el daño que has hecho, sólo tu hija puede remediarlo; si no la traes, moriréis todos. 50