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Actualizado: 3 de junio de 2025
Supone que tanto mal es castigo de Dios porque el alma ha intentado adquirir el conocimiento de las cosas divinas: verdad velada, arcano insondable en el que es insania el mero propósito de investigar y de descubrir algo.
Y antes de que otra sospecha se esclareciera en su espíritu completamente, fue a la habitación de Laura. La halló despierta, muy tranquila en apariencia; le acarició con ternura las manos y las mejillas, y sentándose a la cabecera de la cama, ya no quiso volver al comedor en el resto de la velada. Experimentó por ella un sentimiento nuevo, mezcla de afecto profundo y lástima indecible.
Es persona de buen juicio y de mucha experiencia, pero se trata de su hija, y no le será grato saber que Gabriela y yo somos a estas fechas sabrosísimo plato para los villaverdinos maldicientes. Pensará que yo he dado motivo para esas conversaciones». Andrés vino a cenar conmigo. Don Román pasó con nosotros la velada, y al siguiente día, muy de mañana, salí camino de la hacienda.
La luna iluminaba las ondas deliciosamente, produciendo admirables reflejos en la limpia estela del vapor. Pero la tierra estaba velada por las nieblas de la costa, y no fué posible verla sino en el momento de entrar al siguiente dia en el puerto de Tarragona. Centenares de presidiarios trabajaban allí en terminar el puerto con una gran muralla edificada entre las ondas.
Entre el rumor de la brisa agitando los árboles y el parloteo de los gorriones que saltaban en torno de los troncos, Rafael percibió una música lejana, el sonido de un piano apenas rozado con los dedos, y una voz velada, tímida, como si cantase para si misma. Era ella.
El resto de la velada lo pasó agitado alternativamente por la esperanza y la impaciencia. No quería comer; la emoción había paralizado su apetito... Y una vez sentado á la mesa, comió más que nunca, con una avidez maquinal y distraída. Necesitaba pasear, hablar con alguien, para que transcurriese el tiempo con mayor rapidez, engañando su inquieta espera.
Los que consiguen sobrevivir a tal causa y llegan a dar una velada en el Ateneo de Madrid, están salvados. El Ateneo es para los mosquitos el oxígeno. Cuando alguno anda alicaído, asfixiado por la indiferencia del público y a medio morir, no tiene más que venir a leer ante esta docta corporación, y se le verá inmediatamente revolotear lleno de vida y alegría.
Le molestaba más, haciéndola estremecerse de cólera, la imagen de Celinda con el látigo levantado. Pero olvidó su rencor al ver que Ricardo acudía puntualmente, atendiendo el ruego que ella le había hecho al anochecer para que pasase la velada en su casa. Al notar que Watson miraba con inquietud las puertas del salón, creyó oportuno tranquilizarlo. Nadie vendrá.
Y hablando del célebre pasto con otros que eran dueños igualmente de tierras yermas y esperaban el momento del riego, no sentían el paso de las horas nocturnas. Experimentaban las mismas emociones de los niños mientras escuchan en la velada el relato de un cuento prodigioso.
Habrá procesión, feria, velada, función de iglesia y sermón, que predicará el padre Anselmo, contando y celebrando la vida y milagros del glorioso Santo Domingo de Guzmán, nuestro patrono y abogado en el cielo. Tengo yo una pieza de tela de seda, flexible y rica, por el estilo de la de, estos mantones que llaman de espumilla o de Manila. Carece de bordados y es de color verde oscuro.
Palabra del Dia
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