Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 28 de julio de 2025


Además, entre un hombre y una mujer no sólo puede existir el amor, como ella había creído en sus tiempos de loca juventud. Había otras cosas menos vehementes, más plácidas y duraderas: la amistad, el compañerismo, un afecto fraternal... Hizo una pausa, como para tomar fuerzas. Es mi hijo.

Que usted se divierta mucho, Álvaro... contestó ella sin asomo de ironía. Pero a él se le figuró que se burlaba de su torpeza ridícula, de su miedo estúpido... y sintió vehementes deseos de ahogarla. La mano de la Regenta tocó la de Mesía sin temblar, fría, seca. Salió el buen mozo tropezando con el pavo real disecado y después con la puerta. En el pasillo se despidió de su amigo Quintanar.

Hubo un momento en que Amaury sintió vehementes deseos de retroceder y de decirle a Magdalena a través de la puerta de su cuarto: ¡No salgas, Magdalena! Tu padre vela y podría venir a sorprendernos... Pero en aquel momento se apagó la luz del doctor y apareció en la escalinata una sombra que después de estar inmóvil un momento se deslizó hasta el jardín.

Para mentira estaba demasiado bien hiladito. ¿Y ella te quiere todavía? preguntó con la picardía de un juez de instrucción. El esposo se hizo repetir la pregunta, sin otro objeto que retrasar la respuesta, que debía ser muy pensada. Pues te diré... que . Tiene esa debilidad. Otras mujeres, las de complexión viciosa, son en sus pasiones tan vehementes como inconstantes.

Traduciendo la famosa catilinaria de Cicerón que comienza con aquel exabrupto: Quousque tandem abutere, Catilina, patientiâ nostrâ, nadie consiguió darle gusto: todos los hallaba tímidos, encogidos, cobardes, al pronunciar los vehementes ataques del Senador romano: «Hijos, para comprender bien lo que sería este modelo de exabruptos en boca del príncipe de los oradores, es preciso figurarse la indignación y la cólera que se apoderaría de él al ver entrar por las puertas del Senado a su más encarnizado enemigo, al procaz y libertino Catilina; es preciso verle dar un salto en la silla, levantarse descompuesto, el rostro pálido, los cabellos en desorden, la mirada fulgurante.

Estuvo luego en Lisboa, con el propósito de encaminarse á la América meridional y realizar uno de sus deseos más vehementes; visitó, pues, la isla de Madera y también las Canarias, subiendo al pico de Tenerife y abandonando, al fin, su propósito, porque su salud, ya delicada, no se prestaba á las exigencias de un viaje de esta especie.

Paz hizo con la cabeza un signo de asentimiento, y miró á sus sobrinas de un modo que indicaba el profundo acierto que había en la respuesta de Clara. Vamos, niña, ¿qué piensa usted hacer en el mundo? ¿Cómo cuenta usted vivir en lo sucesivo? ¿De qué modo? A ver repitió Salomé con vehementes ganas de que Clara no acertara con la respuesta. Yo ... contestó Clara, lo que deseo es vivir ... pues.

Por esto si en un escrito se halla, que la diversidad de estilo es de poca importancia, comparada con los escritos genuinos de un Autor, no bastará aquella mudanza para tenerle por espureo; y si la diferencia fuese notabilísima, da vehementes sospechas de ser supuesto, y falsamente atribuido,

Rodearon a Gallardo, siguiéndole en su marcha desde la presidencia a la puerta de salida. Le empujaban, queriendo todos estrechar su mano, tocar su traje, y al fin, los más vehementes, sin hacer caso de las manotadas del Nacional y los otros banderilleros, agarraron al maestro por las piernas y lo subieron en hombros, llevándolo así por el redondel y las galerías hasta las afueras de la plaza.

Andrés, que abrigaba vehementes sospechas, muy próximas a la certeza, de lo que su tío quería decirle, trataba, por cuantos medios hallaba, de divertirle de su propósito. Preguntábale a cada paso a quién pertenecían las fincas que dejaban a los lados; se enteraba menudamente de la riqueza de cada vecino, de la forma del cultivo, de las vicisitudes agrícolas de los años anteriores.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando