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Actualizado: 25 de junio de 2025
Había uno perdido al juego la mesadita de 30 ó 40 duros que le enviaba su papá; había estudiado tan poco, que había salido suspenso y le habían dejado para el cursillo; la hija de la pupilera, o la pupilera misma, le había plantado y preferido a otro huésped; en cualquiera de estos casos, o de otros por el estilo, leer o hacer versos desesperados a lo Byron, a lo Leopardi o a lo Espronceda, era un desahogo, con el cual se quedaba sereno el vate o genio en agraz, y comía luego con más apetito que nunca.
Otro vate plenamente logrado es Fernando María Guerrero, "príncipe de los líricos filipinos". En nuestra opinión desautorizada es el exponente etnológico, el poeta malayo por excelencia, el que más hondamente siente su raza.
Ahora vengan aquí todos los fisiólogos de la tierra, y hasta esos otros señores que han dado de poco acá en la flor de empeñarse en convencernos de que los que matan y los que roban, todos los criminales, en fin, son unos pobres locos irresponsables ante las leyes divinas y humanas, porque loco es igualmente el vate que crea y canta, y hasta, por la regla, lo soy yo también mientras me entretengo en emborronar estas hojas; vengan aquí, repito, los unos y los otros señores, y díganme, en presencia del ejemplar exhibido, cómo pueden en una sola pieza una mujer de su temple y una madre como la que a ver vamos.
Sí, que del vate la mision sagrada Es inflamar del bravo el ardimiento, Dar nuevo temple á la fulmínea espada Con el soplo encendido de su aliento, Y al fúnebre clamor de la derrota, Alzar del libre la bandera rota.
Encontrábase en la calle, por ejemplo, con Trifón Cármenes, el poeta de más alientos de Vetusta, el eterno vencedor en las justas incruentas, de la gaya ciencia; le llamaba con un dedo, acercaba su corva nariz a la ancha oreja del vate y decíale: He visto aquello.... No está mal; pero no hay que olvidar lo de versate manu. ¡Los clásicos, Trifoncillo, los clásicos sobre todo! ¿Dónde hay sencillez como aquella: Yo he visto un pajarillo posarse en un tomillo?
Golbasto lanzó, con una voz de clarín, el primer verso: Muéstrate, ¡oh, sol! y con tus rayos de oro... Pero en vez de mostrarse el sol, como pedía el vate, lo que llegó inesperadamente fué la noche en plena tarde.
Esta comedia no merece compararse con el Coriolano de Shakespeare. Darlo todo y no dar nada. Parece asimismo fruto de una inspiración poética, ya cansada, y digna sólo del gran vate en sus rasgos cómicos. El segundo Scipión. Scipión, el más joven, se transforma en una copia del más desventurado de todos los reyes españoles, esto es, de Carlos II. Duelos de amor y lealtad.
No habrá existido otro más apto para sentir tales fiebres patrióticas que el de este gran vate hispano, en quien el orgullo nacional se presenta en formas casi delirantes. A bordo del galeón San Juan dice Lope que compuso su poema La Hermosura de Angélica. En diciembre del propio año regresan a España los restos de la Armada.
El Bardo de la América Invocará sus manes, Y al son de la arpa armónica Que pulsan los titanes, Sobre su frente pálida La inspiracion caerá. La tumba del valiente No pide débil llanto, Sino del vate ardiente El estridente canto, Que imite en su armonía, Vibrante vocería Del campo del honor. Qué importan á los bravos La pompa de los templos Que compran los esclavos!
Vate apocalíptico amenaza con destrucción y muerte, ruina e incendio, las instituciones, los altares y los tronos y cuanto hoy descuella sobre la faz del mundo y mantiene el orden, más o menos digno de censura o más o menos capaz de lenta modificación y de enmienda, dentro del cual vivimos todos.
Palabra del Dia
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