Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 20 de julio de 2025
Pedro Valdivieso refería que el mismo don Felipe acababa de traer a su hijo, en nombre de Su Majestad, el nombramiento de Regidor. Cuatro lacayos entraron en la sala con ocho candelabros encendidos y un momento después llegaba el dueño de casa con algunos señores. Doncellas y galanes se levantaron.
Más feliz fué Valdivieso con los autos , no pudiendo negarse que manifestó ingenio en su traza, siempre que prescindimos del extraño enlace de pensamientos inseparable de este linaje de composiciones. Lástima es que se hallen sobrecargados de teología escolástica, y que su estilo sea hinchado y de mal gusto.
En su ciudad natal comenzó á trabajar Luís de Vargas, llamando bien pronto la atención sus obras ejecutadas al óleo y al fresco, que desde entonces tuvieron grandes apasionados é imitadores. A Luís de Vargas acudieron no pocos jóvenes deseosos de recibir sus lecciones, teniendo discípulos tan aventajados como Diego de Concha, Lucas Valdivieso, Francisco Venegas y Luís Fernández.
Y levantando la voz un poco, dijo volviendo el rostro hacia el caballete: Pero, María, ¿no vienes?... Mira que se está enfriando el té... Apareció entonces la Valdivieso por el laberinto de monerías y riquezas artísticas que llenaba la pieza, y vino a sentarse junto a Carmen Tagle, muy sofocada y echando por los ojos relámpagos de ira.
Vamos, mujer, dilo sin miedo, que ninguna de nosotras se ha de poner colorada exclamó María Valdivieso con la intención de un toro de ocho años . ¿Te lo ha dicho García Gómez?... La Mazacán titubeó un momento, y sin ruborizarse tampoco por las comentadas intimidades que con el lindo ministro tenía, dijo al cabo: García Gómez me lo ha dicho.
Porque era el caso que habían circulado por ciertas casas privilegiadas de la alta sociedad madrileña unas lindas tarjetas litografiadas, en que la marquesa de Villasis anunciaba a sus numerosos amigos que abría las puertas de sus salones, y fijaba como día de recepción ¡aquí estaba el busilis! el mismo fijado por Currita: ¡los viernes!... La noticia llegó a casa de esta un miércoles por la noche, estando presente tan sólo la duquesa de Bara, Carmen Tagle, Leopoldina Pastor y la Valdivieso; algunos señores mayores jugaban al tresillo, y en la sala de billar oíanse a lo lejos los secos golpes de las bolas y los tacos.
Parecióle la broma a Currita de malísimo gusto y contestó muy picada: ¡Qué delicia!... ¿Y soñarías sin duda con los angelitos?... Algo había de eso, porque soñaba contigo... Guardóse muy bien Currita de pedirle la interpretación del sueño, mas la Valdivieso, con su importunidad acostumbrada, dijo muy gozosa: ¡Vaya una coincidencia!... ¿Y qué soñabas?...
Allí se había encontrado con don Enrique Dávila, encerrado ahora en el castillo de Turégano por la conspiración de los pasquines; con Valdivieso, con Heredia, con los hermanos Verdugo, con Antonio Muxica, y muchos otros conocidos, sin exceptuar a Gonzalo y Pedro de San Vicente.
Tendida en los almohadones de raso, con aire distinguidísimo, paseaba la condesa de Albornoz su desvergüenza, dando la derecha a su amiga y pariente la marquesa de Valdivieso; vestían entre las dos primas los colores nacionales: traje amarillo con mantilla negra la de Albornoz; rojo con mantilla blanca la de Valdivieso, y grandes peinetas de carey una y otra, con ramos de claveles blancos y encarnados en la cabeza y en el pecho.
Palabra del Dia
Otros Mirando