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Actualizado: 8 de junio de 2025


Había hallado por fin el hombre por quien siempre suspirara; un hombre callado, atento, que se interesase por la morfología y que le creyese un sabio. En efecto, Sánchez llegó pronto a convencerse de que Moreno era un hombre distinguidísimo.

Jamás sus desnudos hombros, sus brazos de marfil sirviendo de fondo a negro encaje bordado y bien ceñido; jamás su espalda de curvas vertiginosas, su pecho alto y fornido, y exuberante y tentador, habían atraído así, ni con cien leguas, la atención y la admiración de un pueblo entero, por más que los luciera en bailes, teatros, paseos y también procesiones.... ¡Toda aquella carne blanca, dura, turgente, significativa, principal, era menos por razón de las circunstancias, que dos pies descalzos que apenas se podían entrever de vez en cuando debajo del terciopelo morado de la nazarena! «Y era natural; todo Vetusta, seguía pensando Obdulia, tiene ahora entre ceja y ceja esos pies descalzos, ¿por qué? porque hay un cachet distinguidísimo en el modo de la exhibición, porque... esto es cuestión de escenario». «¿Cuándo llegarápreguntaba la viuda, lamiéndose los labios, invadida de una envidia admiradora, y sintiendo extraños dejos de una especie de lujuria bestial, disparatada, inexplicable por lo absurda.

Bien, hija, descuida, así se hará... ¿Dices que se llama Benito? ¡Dale con Benito!... Se llama Jacobo, y es un muchacho distinguidísimo, a quien quiero que consideres como mi primo que es. Currita disertó un momento sobre el amor de la familia y el imperioso deber que tiene todo ciudadano de estrechar estos lazos venerandos, y dejando ya convencido a Fernandito, marchó a reunirse con la duquesa.

El hombre de más influencia en la alta sociedad bonaerense era el señor Penseroso: un abate griego, de Atenas, un hombre distinguidísimo, suave como una alondra, agudo y penetrante como una aguja: con su rostro de mártir, y un ojo apagado que no revelaba por cierto toda la agilidad y la hondura de que aquel sacerdote estaba dotado.

Tendida en los almohadones de raso, con aire distinguidísimo, paseaba la condesa de Albornoz su desvergüenza, dando la derecha a su amiga y pariente la marquesa de Valdivieso; vestían entre las dos primas los colores nacionales: traje amarillo con mantilla negra la de Albornoz; rojo con mantilla blanca la de Valdivieso, y grandes peinetas de carey una y otra, con ramos de claveles blancos y encarnados en la cabeza y en el pecho.

Por mi parte, no tuve el placer de asistir a ninguna de esas reuniones; pero poco antes de mi llegada, el señor Soffia, ministro de Chile, que es un poeta distinguidísimo, había invitado a un mosaico, en un soneto esdrújulo de una dificultad de factura agobiadora. Al día siguiente, tenía cuarenta sonetos, con las mismas rimas, aceptando la invitación.

Eso que no sabía decirlo. Se le había aparecido en sueños con aquella su sonrisa angélica y aquel aire distinguidísimo... «Por María Santísima dijo Rosalía , no se haga usted ilusiones, querida, yo no puedo, no puedo, no puedo...». Que puede, que puede replicó Milagros, con una insistencia que ejercía cierta fascinación en el ánimo de la otra . Basta querer... La cosa no es desmesurada.

Además, una señora casada puede permitirse ciertas cosas, que en el traje de las solteras.... Por eso hizo bien Perico en no comprarte aquel abrigo bordado de cuentas de colores que se te antojó. Era muy llamativo. No hay nada de eso... era distinguidísimo.... ¿qué entiendes de esas cosas? Yo, nada respondía Lucía risueña.

Respecto a Carlitos, no puedes imaginarte cuánto siento no poder corresponder a la vehemencia de su pasión, que nada hice bien lo sabe él por alentar ni infundir. Es un joven distinguidísimo, bueno, lleno de méritos; y, en virtud de estos mismos merecimientos, no debe ser engañado con una correspondencia fingida de que yo soy incapaz. Se curará de su pasión, me olvidará.

Palabra del Dia

rigoleto

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