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Actualizado: 25 de octubre de 2025
A la vez que la campana de la Catedral daba las doce badajadas de mediodía, su cabalgadura cruzaba, paso a paso, el asoleado puente de Alcántara. Estaba en Toledo. Ramiro pasó las dos primeras semanas vagando al azar por las callejas y plazas de Toledo, sin compaña, sin paje, sin amor, solitario en el tumulto.
Confiesan haber un gran número de demonios vagando por el mundo, á quienes atribuyen todo el mal que se hace, sea á hombres ó á mugeres, y aun á bestias; estando tan obstinados en esta creencia, que aseguran que todo el cansancio ó fatiga de sus largas jornadas ó trabajo, viene de estos demonios.
Lo sometí a un registro metódico, pero como no pude encontrar ninguna cavidad insospechada o botón oculto, después de echar una última mirada a esa fotografía que había hecho andar a Blair vagando extenuado durante meses y años para identificarla, apagué las lámparas y cruzando el gran hall antiguo, con sus armaduras de pie que parecían conjurar visiones de caballeros espectrales, subí a mi pieza.
Nébel vivió cuatro días vagando en la más honda desesperación. ¿Oué podía esperar después de lo sucedido? Al quinto, y al anochecer, recibió una esquela: "Octavio: Lidia está bastante enferma, y sólo su presencia podría calmarla. María S. de Arrizabalaga." Era una treta, no tenía duda. Pero si su Lidia en verdad...
¡A ver si hay silencio! gritó el empleado imperiosamente. Todos quedaron inmóviles, con la vista baja, pero vagando en su boca una sonrisa, como si les divirtieran muchísimo los incidentes de su vida de encierro. El empleado siguió designando por sus nombres a la doble fila de pillos.
El estilo plateresco mostraba su gracia juguetona en la portada del claustro, y hasta el arte churrigueresco tenía la mayor de sus muestras en el famoso transparente de Tomé, que rompe la bóveda detrás del altar mayor para dar luz al ábside. En las tardes de asueto, Gabriel abandonaba el Seminario, vagando por la catedral hasta la hora en que se cerraban sus puertas.
Pero acabó por creer en un olvido del profesor, y la intranquilidad le hizo acudir á la cita mucho antes. Pasó más de tres horas en ansiosa espera, vagando por las calles inmediatas á la iglesia, inmovilizándose en las esquinas, cambiando de sitio al notar la curiosidad de los transeuntes.
Todas las gentes de la aldea hicieron notar con cierta irritación que todo el mundo, salvo una criatura ciega como Marner, hubiera visto al hombre merodeando por allí. En efecto, ¿cómo explicaría que hubiese dejado su caja de yesca en el foso, al lado de la choza, si no hubiese andado vagando por allí? Sin duda alguna, había hecho sus observaciones al ver a Marner en la puerta.
Acababa de morir. Maltrana quedó inmóvil, con la cabeza baja, anonadado por la noticia. Después fijó en el doctor sus ojos interrogantes. ¿Y qué han hecho de ella?... ¿Y el cadáver? ¡Dime, por Dios, dónde lo llevaron!... Sentía un remordimiento inmenso por su egoísmo y su cobardía. Deseaba visitar su tumba, ya que había pasado los días vagando, sin atreverse a verla en el hospital.
Pero Tono no le dejó acabar. ¡Gallina! ¡Morral! ¿Y para contarle todo aquello iban vagando por las calles? Ahora mismo le rompía la cara. El Menut se hizo atrás para evitar el golpe. También él mostró deseos de agarrarse allí mismo; pero se contuvo viendo una tartana que se aproximaba lentamente, balanceándose sobre los baches de la ronda y con su conductor todavía adormecido.
Palabra del Dia
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