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Actualizado: 11 de junio de 2025
No se necesita estar ajumao para decir que es usted preciosa... pero no puedo sentarme porque me aguardan. Otro día será... Hasta la vista, prenda manifestó Uceda con la misma sonrisa contraída, alejándose. La morenita quedó inmóvil mirándole, y cuando ya estaba lejos exclamó con acento donde se traslucía el despecho: ¡Vaya usté con Dios!
¿Y no le dolía á usté antes? No tanto como ahora. Pues chumpe usté un higo paso, que es muy bueno para los flemones. Muchas gracias. Conque hasta mañana, que voy á por los orejones. ¡Vaya usted con Dios! Escribir un libro de costumbres montañesas y no dedicar algunas páginas á la costurera, sería quitar á Santander uno de los rasgos más característicos de su fisonomía.
917 La hallé una vez de amasijo; estaba hecha un embeleso, y le dije: "Me intereso en aliviar sus quehaceres, y ansí, señora, si quiere yo le arrimaré los güesos." 918 Estaba el ñato presente sentado como de adorno; por evitar un trastorno ella, al ver que se dijusta, me contestó: "Si usté gusta, arrímelos junto al horno."
Ese hombre, para mí, no hase las elecsiones.» No me acordé más de aquel dicho, y me fui al pueblo. ¿Querrá usté creer que a los ocho días justitos, al retirarse por la noche a su casa, le dejaron tendío de un tiro en la cabesa? ¡Y luego dirán que no debemos creer en las corasonadas! Sentí un leve escalofrío y cambié una mirada significativa con Villa.
Al día siguiente, después de rumiar mucho aquel encuentro extraño, el pastorcillo llegóse al palacio de su aldea a tiempo que la tarde caía, y pidiendo hablar al señorito, le disparó este discurso: Que ayer vide a la niña de esta casa llorando y sola por las mieses y llamándole a usté.... Y que digo yo que iba muy desmelená y con el hábito rompido....
Tiempo hacía que Maxi se había dedicado a mirar al cielo. «Mire uste, Sr. D. Evaristo dijo sintiéndose lleno y ahíto de aquella espiritual sustancia, acopiada a fuerza de barajar sus tristezas con las hojas de los libros . La desgracia me ha hecho a mí volver los ojos a las cosas que no se ven ni se tocan.
Mejor: así la veré á usted más veces. Y le saldrá á usté muy cara la obra. Á ese precio vaya usted haciéndome camisas. Pues ya que no regatea usté el tiempo, voy á robarle hoy un cuarto de hora. ¿Para charlar?...; aunque sea medio día. No, señor, para ir á una tienda que está junto á la calle Alta, á comprar ... cuatro cuartos de orejones, que me gustan mucho.
Había cosecheros que usaban calañés y vivían en un casucho de las afueras como pobres, alumbrándose con un velón; pero al pagar una cuenta tiraban de un saco que tenían debajo de la mesilla de pino como si fuese un saco de patatas, y ¡eche usté onzas!
«¿Qué te parece esta perla, tía Roma?» Bonita de veras. Yo no lo entiendo. Valdrá miles de millones. ¿Verdá usté? Pues esta perla dijo Torquemada en tono triunfal, es para la señora Virgen del Carmen. Para ella es, si pone bueno á mi hijo. Te la enseño, y pongo en tu conocimiento la intención, para que se lo digas. Si se lo digo yo, de seguro no me lo cree.
Muchas gracias; pero.... ¿Pero qué?... Que no le creo á usté, vamos; que usté es muy truhán ... y que no me fío de usté, en plata. ¡Hola!; ¿esas tenemos? ¿Y por qué me teme usted?... De fijo que no será por seductor. No por cierto. Es que entre usté y otros como usté, se cuenta lo que es y lo que no es. Me hace usted poco favor, Teresa. Lo siento, pero yo digo siempre la verdad.
Palabra del Dia
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