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Actualizado: 2 de junio de 2025
13 Y el rey Salomón impuso tributo a todo Israel, y el tributo fue de treinta mil hombres; 14 los cuales enviaba al Líbano de diez mil en diez mil, cada mes por su turno, viniendo así a estar un mes en el Líbano, y dos meses en sus casas; y Adoniram estaba sobre aquel tributo. 15 Tenía también Salomón setenta mil que llevaban las cargas, y ochenta mil cortadores en el monte;
Las pobres, si de esta feria hablan mal, tienen razón; pues hay bastante materia para tan justa aflición." 953 Cuando me llegó mi turno dije entre mí: "Ya me toca", y aunque mi falta era poca no sé por que me asustaba; les asiguro que estaba con el Jesús en ia boca.
Detras del edificio están cercados por altas y sólidas murallas los patios á donde salen los reclusos, de uno en uno y por turno, á descansar y gozar del sol, del aire puro y algun ejercicio. Cuando estuve allí habia 80 reclusos, número que es el ordinario, y 30 reclusas solamente. Cada detenido se encuentra en su celda trabajando, obligado á una tarea de mínimum fijo, y constantemente vigilado.
Y tú, ¿dónde has estado? Tocóle a misia Casilda el turno de relatar su odisea, y lo hizo a tropezones, balbuciente, temerosa de delatarse ella misma con sus reticencias o sus rodeos. Pues, yo, Pablo...
Cuando éste predicaba, era todavía mayor el placer; y aunque las más de las veces no entendía los complicados conceptos de la plática, el eco de la voz amada era suficiente para llenarla de placer. Tía Juana era demasiado creyente para tener miedo á la muerte. Al llegarle su turno la esperó con serenidad, que luego se trocó en alegría en el momento de entrar el viático.
Pienso en estas palabras, y, cuando me llega el turno de echar las tres paladas de tierra en la fosa, dejo caer también en ella un juramento silencioso: «No amigo, no abandonaré nunca a tu hijo... Amén.» Todo tiene fin.
Fuerza fue esperar pacientemente el turno de bultos rotulados A. M., frente al gran mostrador, donde se alineaba respetable fila de maletas, cajas y cajones de toda especie que iban trayendo a hombros los mozos de la estación, agobiados, hinchadas las venas del cuello.
Unas encogidas, otras en marcha y aquéllas... ¿recuerdas, Emilio, la ráfaga criolla que nos envolvió?... ¡jugando a la taba! Sí; encorvada, una deliciosa estatuíta sigue con avidez los giros del pequeño hueso, mientras su partner espera paciente el turno.
Si antes no descubren la substitución indiqué. ¡Y si la descubren, yo me encargo de mandar a Miguel el Negro a los profundos infiernos antes de que me toque el turno, como hay Dios! exclamó Sarto. Siéntese usted en esa silla, joven.
Este rasgo no era muy conforme con la reputación caballeresca de que goza su especie: pero el buen Mervyn, ha vivido mucho entre los hombres y supongo que se ha vuelto un poco filósofo. Cuando quise tomar mi impulso para seguirle, reconocí con enfado que era detenido, á mi turno, por la red de la náyade maligna y celosa, que al parecer reina en estos parajes.
Palabra del Dia
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