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El y otros criados habían querido impedirlo, pero el alguacil les había amenazado con la horca, invocando el nombre de Su Majestad. Don Alonso resolvió trasladarse a Avila, sin pérdida de tiempo, para tranquilizar a su hija y desbaratar las calumnias.

El mismo día de mi encuentro con Oliverio, al regresar del colegio, me apresuré a decirle a mi tía que ya tenía un amigo. ¿Un amigo? exclamó. Te apresuras un poco tal vez, mi querido Domingo. ¿Sabes su nombre, su edad? Le referí cuanto sabía de Oliverio, pintándole con los colores amables que a primera vista me habían seducido; pero sólo el nombre bastó para tranquilizar a mi tía.

El rostro de Ricardo, donde se traslucía la profunda emoción que le embargaba, no era a propósito para tranquilizar a nadie. ¿Qué ocurría? ¿Por qué le llamaban? Don Mariano dijo el joven anudándosele la voz en la garganta , tengo el honor de pedir a usted la mano de su hija Marta.

Estas palabras, lejos de tranquilizar a la señora Princetot, parecieron aumentar todavía su espanto; había de nuevo juntado sus manos y se las retorcía nerviosamente. Al mismo tiempo, vio Delaberge que las lágrimas humedecían los ojos de la hostelera. ¿Qué tiene usted? continuó. Diríase que mis palabras le causan pena... Sentiría con toda el alma que involuntariamente...

. Yo les esperaré en la carretera, junto al alto de Maya. Martín se despidió del general y de Briones, y volvió a Añoa, para tranquilizar a su mujer. Contó a Bautista su conversación con el general; Bautista se lo dijo a su mujer y ésta a Catalina. A media noche, se preparaba Martín a montar a caballo, cuando se presentó Catalina con su hijo en brazos.

Contemplábala Augusto sin saber por dónde empezar su empresa caritativa, cuando D. José se le acercó y con voz cautelosa le dijo: «Amigo Miquis, hoy no hemos comido. Día tremendo es hoy...; ya puede usted suponer por qué está tan afligida». Augusto dio dinero a Relimpio para que trajese con qué arreglar una buena comida, y quiso tranquilizar a Isidora y obligarla a que se acostase.

Sólo quedó Currita incorporada en su coche, abriendo mucho los claros ojos, abofeteando a todas aquellas mujeres honradas, cuya culpa consistía en admitirla a ella en su trato, con estas candorosísimas palabras, dichas para tranquilizar a su prima: Pero mujer... ¿Qué ha sucedido?... ¿Por qué se van?... Que haya otras dos más, ¿qué importa?...

No te inquietes, querida mía y el señor Aubry para tranquilizar a su esposa trató de afirmar la voz: estoy mejor. Pero quisiera acostarme. Jaime, hazme el favor de telegrafiar a Juan que venga inmediatamente; lo necesito. Y como Jaime comprendiera que su padre estaba agitado por una preocupación grave, se apresuró a tranquilizarlo.

Tal noticia, la encantó y la alarmó al mismo tiempo. Aquel sacrificio, hecho en honor suyo, ¿no la comprometería demasiado? Reprochose tomarle toda su vida, cuando ella no podía consagrarle la suya. Para tranquilizar su conciencia, resolvió heroicamente volver a impulsarle al matrimonio, empleando toda su elocuencia.

Mi mujer hizo ademan de replicarme, sin duda para tranquilizar mis escrúpulos, porque tiene demasiado sentimiento moral para no comprender que la razon estaba de mi parte; quiso contestarme, repito; pero tuve la suerte de que se me ocurriera una observacion, á la cual no resiste nunca una mujer.