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Actualizado: 28 de julio de 2025
Mientras estas nubes temerosas se amontonaban sobre su cabeza, el inocente excusador paseaba desde casa a la iglesia y desde la iglesia a casa, su frente pálida, su figura melancólica y resignada. Los ojos, ordinariamente fijos en el suelo, sólo dirigían de vez en cuando miradas tímidas a la gente, como si temiera que por ellos descubrieran el cáncer que roía su corazón.
La inocente Feli decía esto trémula aún de miedo, como si no tuviese la seguridad de poseer a Isidro, como si temiera que se lo arrebatasen aquellas tentaciones que abultaba con fantástico relieve.
Y así, reclinadas, prestando la más joven y pura su pecho como apoyo a su pecadora hermana, quedaron dormidas. El viento, como si temiera despertarlas, cesó. Muchos copos de nieve, arrancados a las largas ramas de los pinos, volaron como pájaros de blancas alas y se posaron sobre aquel grupo sublime.
Si no temiera asustar á su prima, que estaba enferma, á Salomé le hubiera dado un cuarto conato de vahído. Pero se contentó con mirar á la devota con ojos muy aterrados.
Y Edwin Gillespie, como si temiera quedarse solo, obedeciendo á una voluntad superior y misteriosa que le empujaba con fuerza irresistible, imitó á Ra-Ra, lanzándose también de cabeza en el mar. Donde el Hombre-Montaña deja de ser gigante y da por terminado su viaje Se vió envuelto en pegajosa obscuridad. Una fuerza voraz tiraba de él, absorbiéndole.
Y si no temiera ofender las instituciones, me atrevería a ponerlos en parangón con los del salón de conferencias del Congreso y de la Bolsa, seguro de que tampoco habían de desmerecer. El sol aún seguía bañando una parte no insignificante del paseo. Los chiquillos resaltaban sobre la arena como un enjambre de mosquitos en una mesa de mármol.
¿Conque es decir exclamó Montiño levantándose con la fuerza de un muelle , que mi honra anda ya por los figones, y no solamente por un lado sino por los dos? ¡mi mujer y mi hija! ¡y que no sepa yo lo que pasa en mi casa! ¡y que temiera yo llevar á ella á mi sobrino! ¡mi sobrino! ¡será necesario decírselo todo! ¡mi sobrino que es tan valiente! ¿pero cómo decirle: tu tía y tu prima son dos mujeres perdidas? ¡y yo que había pensado en ver el medio de casarle con mi hija!
Pepita bajó los ojos indecisa y pensativa. No osaba mirar á su novio como si temiera que este leyese en su pensamiento. Dí, mi vida seguía preguntando el ingeniero. ¿Y si se oponen á nuestro amor?... Si nos separan ¿que harás tú? La joven eludió la respuesta, diciendo con ternura: Yo te quiero mucho, Fernando. Te amo. Lo sé, y mi alma se llena de alegría al escucharte.
Piense que el marqués tratará con nosotros como padrino, y por ser experto en esto de los duelos tal vez dirija el combate. El estanciero empezó á reir, dando nuevos golpes en las piernas de su amigo. Fué tal su risa, que en ciertos momentos se llevó una mano á la garganta como si temiera ahogarse.
Entendióle el cura, y dijo que de muy buena gana haría lo que le pedía si no temiera que, en viéndose su señor en libertad, había de hacer de las suyas, y irse donde jamás gentes le viesen. -Yo le fío de la fuga -respondió Sancho. -Y yo y todo -dijo el canónigo-; y más si él me da la palabra, como caballero, de no apartarse de nosotros hasta que sea nuestra voluntad.
Palabra del Dia
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