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Actualizado: 13 de julio de 2025
Luchó, pues, con las ansias del que va a morir, con la desesperación del náufrago que disputa a otro el socorro de una tabla. Discutió las proposiciones del libro una por una. Era el combate de un niño con un atleta.
Leyóla y no la rompió; Mas miento, que fué rompella Leella y no hacer por ella Lo que su Rey le mandó. En una tabla su ley Escribió Dios: ¿no es quebrar La tabla el no la guardar? Así el mandato del rey. Porque para que se crea Que es infiel, se entiende así. Que lo que se rompe allí, Basta que el respeto sea.
El juez, nuestra autoridad, dijo no recordar aquel nombre, y eso que conocía por completo el país; el viajero canadiense opinó que Magdalena tendría alguna posada; pero lo único que realmente supimos fue que la crecida de las aguas nos había cortado el camino por el frente y por la espalda, y que Magdalena era nuestra tabla salvadora.
El dolor había estrechado aún más el parentesco de sus corazones. A medida que el recuerdo de María se iba haciendo menos grato, hallaba más dulce el cariño de aquella familia y se agarraba a él como a la última tabla, en el naufragio de sus esperanzas. Si dejaba escapar esta tabla, quedaría solo. ¡Solo, solo!
Á tal punto rivalizaban ambos cónyuges en agasajar á su hija. Demetria se volvió á la cocina, que ocupaba toda la planta baja de la casa. Sólo en un ángulo habían fabricado con tabiques de tabla un cuartito para el pastor. En otro de los ángulos había un gran montón, que llegaba al techo, de leña.
Salida de dicho Fortin: á la una y media legua se cortó el rio Areco, despreciable por su poca agua, y en verano se seca: nace de la laguna llamada del Pescado, distante una y media leguas del paso, y desagua el dicho arroyo ó rio en el Paraná. Hasta la Guardia del Salto, desde el punto de la salida, son 21 y media millas, como demuestra la tabla siguiente.
Quise saber si verdaderamente la desaparición de Ti-Chin-Fú fué funesta a la decrépita China; leí todos los periódicos de Hong-Kong y Shang-Hai, velé noches enteras sobre historias de viajes, consulté sabios misioneros; y artículos, hombres, libros, todo me hablaba de la decadencia del Celeste Imperio: ¡provincias arruinadas, ciudades moribundas, plebes hambrientas, pestes y rebeliones, templos en ruinas, leyes sin autoridad, la descomposición de un mundo, como una nave encallada que el mar deshace tabla por tabla!
V. en las antiguas ediciones de Lope de Rueda la Tabla de los pasos graciosos, que se pueden sacar de las presentes comedias y coloquios, y poner en otras obras. Las tres famosísimas comedias del ilustre poeta y gracioso representante Alonso de la Vega. Agora nuevamente sacadas á luz por Juan de Timoneda, en el año de 1566. Valencia.
¡Oh, la sonora escalera, los corredores enlucidos con cal, la oliente cuadra, los correajes que se lustran, la tabla del pan, las cajas de betún, los camastros de hierro con manta gris, los fusiles que brillan en el armero!... ¡Rataplán! ¡Rataplán!... ¡Rataplán! ¡Rataplán!...
Encima de todo esto, una larga tabla en figura de media, pintada de negro, fija en la muralla y perpendicular á ella, servía de muestra principal. En el interior todo era armonía y buen gusto; en el trípode del centro tenían poderoso cimiento las caderas de doña Ambrosia, y más arriba se ostentaba el pecho ciclópeo y corpulento busto de la misma.
Palabra del Dia
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