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Actualizado: 7 de mayo de 2025
Martín mete la mano en el bolsillo, le tira un puñado de monedas de plata y le dice: ¡Quiero quedarme solo con él! Y cuando ha cerrado la puerta, detrás del tabernero, que sale inclinándose, se aproxima lentamente a su hermano, que, con el rostro entre las manos, permanece inmóvil, agazapado en un rincón.
Gallardo le sabía dueño de una taberna en las inmediaciones del circo, donde vegetaba lejos del trato de aficionados y toreros. No esperaba verle en la plaza, pero el Pescadero dijo con expresión melancólica: ¿Qué quiés? La afisión. Vengo poco a las corrías, pero aún me tiran las cosas del ofisio, y paso como vecino a ve estas cosas. Ahora no soy mas que tabernero.
Arrimose en esto Maravillas a la cómoda, sobre la cual estaba la luz con que se alumbraban allí él y su padre; subió las gafas hasta dejarlas encaramadas sobre las cejas; levantó el periódico que tenía entre las manos, bajando al mismo tiempo la cabeza, de manera que no quedó el espacio de dos pulgadas entre los ojos y el papel, y comenzó a leer con voz nasal, atiplada y clamorosa, mientras el tabernero se le acercaba de puntillas, con una mano colocada detrás de la oreja y mordiéndose el labio inferior.
Contened vuestra legua, Jacobo, y escuchemos lo que tiene que decir prosiguió el tabernero . Vamos, hablad, maese Marner. Entonces Silas contó lo que le pasaba, y fue frecuentemente interrumpido por las preguntas a medida que el carácter misterioso del robo se volvía evidente.
Si hiciera golpear las puertas habría en la mitad de la parroquia un estruendo igual al del trueno. Sí; pero en esas caballerizas pasan más cosas que las que pasan en pleno día, ¿no es cierto, señor Macey? dijo el tabernero.
Preguntaron á la portera de la antigua casa si se había alquilado de nuevo el cuarto segundo. Dijo la portera que no. Preguntáronle el nombre de la criada y si sabía su paradero. Se llama Pascuala contestó: está casada con un tabernero llamado Pascual; pero no sé dónde viven. El tabernero de la calle del Barquillo debe saberlo, porque es compadre suyo.
El tabernero era hombre formal en sus tratos. Cincuenta céntimos por cabeza, pero con la obligación de gritar todos, hasta ponerse roncos, «¡viva el Manitas!», y llevar en hombros al glorioso novillero apenas saliese del redondel.
Había llenado los blancos con sus nombres y cualidades, y al pie figuraban las firmas de dos habitantes de la rue de la Pompe: un tabernero y un amigo de la portera. El comisario de policía del distrito garantizaba con rúbrica y sello la responsabilidad de estos honorables testigos.
Pero el carnicero, que era músico en el alma, había escuchado la discusión haciendo a la vez votos por la derrota de Tookey y la conservación de la paz. Seguramente dijo, entrando en las vistas conciliadoras del tabernero que queremos a nuestro viejo chantre.
Recuerdo que esa criada me dijo que iba á casarse con un tabernero, y que tendría una tienda. Si esa mujer tiene casa abierta y Clara sabía dónde está esa casa, es seguro, casi seguro que habrá ido allá. Efectivamente dijo Lázaro. Vamos á ver si averiguamos dónde está esa mujer. Salieron y se encaminaron á la calle de Válgame Dios.
Palabra del Dia
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