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Actualizado: 16 de junio de 2025


PELAYO. De otra manera había Un rey que Tello en un tapiz tenía: La cara abigarrara, Y la calza caída en media pierna, Y en la mano una vara, Y un tocado a manera de linterna, Con su corona de oro, Y un barbuquejo, como turco o moro. Yo preguntéle a un paje Quién era aquel señor de tanta fama, Que me admiraba el traje; Y respondióme: "El rey Baúl se llama." SANCHO. ¡Necio! Saúl diría.

He tenido la sorpresa de encontrar en el mismo piso de nuestra casa un encantador cuartito decorado para de un modo precioso. Máximo ha sido el encargado de arreglarlo y quien lo ha escogido todo, y no puede usted figurarse qué fresco, qué lindo y de qué buen gusto es. Mi cuarto tiene dos ventanas a un jardinillo rodeado de altas tapias, cuya fealdad está cubierta por un tapiz de hiedra.

Sobre el pecho, aplastado por un corsé monjil que parecía de hierro, brillaba la triple cadena de oro de enormes eslabones. Por debajo del pañuelo que cubría su cabeza colgaba una gruesa trenza con remate de cintas. Sobre el poyo, sirviendo de tapiz a unas rotundidades que parecían voluminosas como globos por el enorme bulto de las faldas, estaba el abrigais, la prenda femenil de invierno.

De ambos hablar a nuestro mutuo amigo, Burton Blair, hoy, por desgracia, fallecido exclamó; y lentamente se sentó en la gran silla de brazos de mi abuelo, mientras yo quedeme de pie sobre el tapiz de la chimenea, dando la espalda al fuego para poder verlo mejor.

Aquella señora... aquella Doña Armanda que le aguarda a usted en París.... ¿le necesitará también? Es mi madre pronunció Artegui. Y la respuesta pareció a Lucía satisfactoria, aun cuando realmente no resolviese la duda que acababa de expresar. Artegui, entretanto, rodando un sillón hasta tocar con la mesa, se sentó, y acodándose sobre el tapiz, escondió el rostro entre las manos, meditabundo.

El sahumerio se ilumina al atravesar el rayo luminoso, aclarando los muebles y haciendo entrever, por momentos, las figuras de un tapiz que cuelga del muro.

Era yo una bella princesa encantada que esperaba al hermoso caballero encantador del tapiz, pues en aquel tiempo que ha pasado después, tenía la vocación del matrimonio, una vocación seria, ardiente y resuelta... Encontraba al príncipe también en el salón bajo la forma de un joven y bizarro oficial de la Restauración, mi bisabuelo.

Todo aquello era broma; ni don Víctor era hoy más liberal que ayer, ni trataba de usted a Ripamilán, ni le tenía por calavera; pero así se manifestaba allí la alegría que a todos los presentes comunicaba aquel vino transparente que lucía en fino cristal, ya con reflejos de oro, ya con misteriosos tornasoles de gruta mágica, en el amaranto y el violeta obscuro del Burdeos en que se bañaban los rayos más atrevidos del sol, que entraba atravesando la verdura de la hojarasca, tapiz de las ventanas del patio. ¿Por qué no alegrarse? ¿por qué no reír y disparatar?

Puso cuidadosamente el cofre en un rincón, lo cubrió con un tapiz viejo, y no contento aún, con una estera, y se dió al fin completamente á luz á su mujer y á su hija. Después se presentó, como de costumbre, en la cocina, y dió sus órdenes para la vianda del día.

Su pobre padre era muy indulgente con usted, y estoy seguro de que la señora Percival, aun cuando algunas veces pueda parecer un poco rígida, sólo lo hace por su bien le dije con toda franqueza, de pie sobre el tapiz de la estufa y contemplando su hermosa figura. ¡Oh! ya que en su concepto soy una niña muy voluntariosa exclamó, con una sonrisa.

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