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Un aldeano que toma el gusto a los ochavos y sueña con trocarlos en plata para convertir después la plata en oro, es la bestia más innoble que puede imaginarse; porque tiene todas las malicias y sutilezas del hombre y una sequedad de sentimientos que espanta. Su alma se va condensando, hasta no ser más que un graduador de cantidades.

No se detuvo más tiempo en las sutilezas de las pruebas; la cuestión urgente, ¿dónde está el dinero? se apoderó de tal modo de su espíritu que le hizo olvidar por completo que la muerte de Marner no era una certidumbre. Un espíritu pesado, cuando llega a una conclusión que lo halaga, no conserva la conciencia de que la idea de qué ha sacado aquella conclusión era puramente problemática.

Cada día me convenzo más interrumpió Morsamor del fundamento y de la justicia, con que te llamo doncel sutil. Tales son en este momento tus sutilezas, que no las entiendo. Pues préstame atención y óyeme replicó Tiburcio y ya verás, cuán bien me entiendes y cuán claro me explico.

Razonamientos puramente humanos, sutilezas, sofismas engañosos, cuestiones frívolas e impertinentes, esto fué lo que vino a formar el gusto dominante de estas escuelasSi queréis penetrar un poco más en el espíritu de libertad que daría esta instrucción, oíd al deán Funes todavía: «Esta Universidad nació y se creó exclusivamente en manos de los jesuítas, quienes la establecieron en su colegio llamado Máximo, de la ciudad de CórdobaMuy distinguidos abogados han salido de allí, pero literatos ninguno que no haya ido a rehacer su educación en Buenos Aires y con los libros europeos.

»En cuarenta años de piadoso ejercicio en este ajetreo de ablandar muchachas, avivar inclinaciones, y hacer el recado, ¿qué no habré aprendido, niñito mío, qué trazas no tendré, qué maquinaciones no inventaré, y qué sutilezas no me serán tan familiares como los dedos de la mano?

Salimos, después de haber oído un enojoso sermón, que ellos celebraron como obra maestra; paseamos de nuevo; continuó la charla más vivamente, porque se nos unieron unas damas vestidas por el mismo estilo, y entre todos se armó tan ruidosa algazara de galanterías, frases y sutilezas, mezcladas con algún verso insulso, que no puedo recordarlas.

Esa es grilla, esa es grilla replicó Antoñuelo . , con tus sutilezas y mentiras, quieres volverme tarumba; pero no lo conseguirás. Te burlas de porque me crees bobo. No quiero callar. Aunque me pongas el dedo en la boca, te morderé y no callaré. En adelante no quiero ser tu juguete. Quien te conozca, que te compre. Me han abierto los ojos. Ya te conozco. Eres una tramoyana y una perdida.

Iba derecho como un huso; era hombre ágil y enjuto de carnes; y, si no sabía más que leer y escribir medianamente y las cuatro reglas, y si jamás había leído un libro, tenía gran despejo natural, aunque burdo. Jamás había turbado su conciencia con sutilezas morales. Así es que no le remordía, como hemos dicho, de haber contribuido a la ruina del marqués.

He tenido días de gran oscurecimiento en mi cabeza; pero ya veo claro, y aunque imagino sofismas y sutilezas para desvirtuar tu comportamiento conmigo, no puedo. La verdad es más fuerte que mis cavilaciones.

Así estuvieron todo el día y parte de la noche encerrados en el cuarto de la fonda: Manuel, triste y silencioso, leyendo y releyendo la carta: Pepe, aguzando el ingenio y prodigando sutilezas que endulzasen tanta amargura. Pocos días después Lorenza recibía la presente carta: «Mi querida amiga: El ser yo quien conteste a lo que ha escrito V. a Manuel, necesita previa explicación.