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Actualizado: 23 de junio de 2025


Ello es, que desde la punta de la nariz, subiendo por el caballete, atravesando el entrecejo y por medio de la frente hasta el nacimiento de sus cabellos crespos, tenía como una ristra de burujoncillos que parecían repulgos de empanada, y en las negras y relucientes mejillas llevaba un laberinto de incisiones, formando caprichosos dibujos, que sólo Dios sabe si serían expresión simbólica de la Teogonía y de la Cosmogonía de su tierra.

Dijo el por moderaos hasta seis veces, subiendo gradualmente de tono, y la última repetición debió de oírse en el puente de Toledo. El otro José estaba muy aturdido con la bárbara charla del grande hombre, el más desgraciado de los héroes y el más desconocido de los mártires.

Quedaron los dos en silencio un buen rato, hasta que Leonora reanudó la conversación. La verdad es que si el agua sigue subiendo, a usted le hubiéramos agradecido la vida... Vamos a ver, con franqueza; ¿por qué ha venido usted? ¿Qué buen espíritu le ha hecho acordarse de a quien apenas conoce? Rafael enrojeció de rubor, tembló de cabeza a pies, como si le exigiera una confesión mortal.

Las mujeres, que iban subiendo al cielo, cantaban; y D. Fadrique oía, á través del ambiente tranquilo, los últimos versos del himno, que decían: Mors piavit, mors sanavit Insanatum animum Con estos dos versos en la mente se despertó D. Fadrique. Apenas se hubo vestido, oyó que daban golpecitos á la puerta. ¿Quién es? preguntó? Soy yo, tío dijo la dulce voz de Lucía.

Un recuerdo de los primeros años de su juventud, de su época de estudiante, iniciábase débilmente, y crecía y crecía hasta tomar el relieve de la realidad. Veíase subiendo una escalerilla de la Escuela de San Carlos, con un compañero de hospedaje, estudiante de Medicina, que iba a recoger unos objetos en el laboratorio. Isidro asomábase a una ventana.

Don Juan aflojó el embozo, y subiendo hasta sus labios la mano de Cristeta, se la besó con más fervor que si la tocara por vez primera, diciendo al mismo tiempo: Traigo dinero de sobra; vengo dispuesto a todo... Por ahora, paciencia continuó ella , tengo que irme en seguida; pero... pocas horas faltan. Mañana a las dos de la tarde ven a mi casa. ¿Entiendes?

Cuando terminó el peligro y se alejó la multitud, la mayor parte de las personas permanecieron en la huerta, subiendo á la casa tan sólo los tres que habían de figurar en el reconocimiento ordenado por la autoridad. Todo se arregló de modo que en el parte del capitán general que había de publicarse al día siguiente, no figurara la existencia de reunión secreta ni cosa parecida.

El crepúsculo, subiendo poco á poco de Levante envolvía á la ciudad con su velo sombrío, apagaba después las luces temblorosas del Océano, se esparcía sobre las olas dejándolas verdes, inmóviles. Un soplo de tristeza estremecía súbito á los enamorados, poniéndolos graves y mudos, mirando con ojos extáticos la huída de la luz.

17 Y subiendo los cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra, entraron allá, y tomaron la imagen de talla, y el efod, y los terafines, y la imagen de fundición, mientras estaba el sacerdote a la entrada de la puerta con los seiscientos hombres armados de armas de guerra.

La vieja jardinera le proporcionaba labores, y el ruido del pespunte sonaba en la antigua habitación, mezclándose muchas veces con las melodías del armónium del maestro de capilla. El Vara de palo pasaba por su casa como una sombra. Permanecía en la catedral o en el claustro bajo, no subiendo a su habitación más que en casos de necesidad.

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