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Actualizado: 23 de junio de 2025
Pasados dos meses, salió nuestro general el año 1548, subiendo el rio Paraguay con siete bergantines y doscientas canoas. La gente que no cupo en las náos, fué por tierra, con 130 caballos, y se volvió á juntar cerca del alto y redondo monte de San Fernando, distante 92 leguas de la Asumpcion, que habitan los Payaguás.
16 mas subiendo Israel de Egipto, anduvo por el desierto hasta el mar Bermejo, y llegó a Cades. 17 Entonces Israel envió embajadores al rey de Edom, diciendo: Yo te ruego que me dejes pasar por tu tierra. Mas el rey de Edom no los escuchó.
El horizonte se estrechaba de modo extraordinario. Al comenzar la subida, el teniente mandó hacer alto delante de un enorme mesón situado al pie de la carretera, y haciendo llamar al dueño le obligó a levantarse y a servir vitualla a la tropa. Los presos entraron en la casa y descansaron buen rato. Y otra vez emprendieron la marcha subiendo con calma el áspero repecho.
La señorita Margarita, viva, ligera y alegre, como jamás la había visto, en dos saltos salvó la pradera y tomó una senda que se internaba en la arboleda, subiendo la cuesta. Alain y yo, la seguíamos en hilera.
Y con el decoro propio de un paso de minueto, la pareja entró por el Pazo de Limioso adelante, subiendo la escalera exterior que conducía al claustro, no sin peligro de rodar por ella: tales estaban de carcomidos los venerables escalones.
Eran mantelerías con calados sutiles semejantes a telas de araña; pañuelos de seda de tonos feroces que daban a los ojos una sensación de calor; kimonos con aves y ramajes de oro; leves pijamas que parecían confeccionados con papel de fumar; almohadones multicolores como mosaicos; velos blancos o negros recamados de plata que traían a la memoria las viudas trágicas de la India subiendo al son de una marcha fúnebre a la hoguera conyugal.
¡La que tiene una mano tal...! dijo para sí Montiño. Y acarició con deleite en su imaginación el resto de un pensamiento. Asido por la dama, seguía subiendo. Terminada la escalera, atravesaron un espacio que debía ser estrecho, porque el traje de la dama, ancho y largo, chocaba con las paredes. La dama se detuvo y abrió con llave una puerta. Pasaron y la dama tornó á cerrar. Y siguieron adelante.
Otro que ya está curado dijo el maestro Durand que estaba absorto pensando cómo remediar la falta de balas. ¡Municiones!... ¡municiones! gritaban muchas voces con un acento de terror. ¡Voto a tal! ¡aun cuando debiéramos cargar los cañones con grumetes, se hará fuego contra los ingleses! exclamó el maestro Durand subiendo rápidamente al puente.
Había en la Ciudadela, en uno de los lienzos de la muralla, un rellano formado por tierra, al cual parecía tan imposible llegar subiendo como bajando. Sin embargo, Tellagorri dió con la vereda para escalar aquel rincón y, en este sitio recóndito y soleado, puso una verdadera plantación de tabaco, cuyas hojas secas vendía al tabernero Arcale.
Dejemos a estos caballeros en su figón almorzando y descansando, que sin dineros pedían las pajaritas que andaban volando por el aire y al fénix empanado , y volvamos a nuestro astrólogo regoldano y nigromante enjerto, que se había vestido con algún cuidado de haber sentido pasos en el desván la noche antes, y, subiendo a él, halló las ruinas que había dejado su familiar en los pedazos de la redoma, y mojados sus papeles, y el tal Espíritu ausente; y viendo el estrago y la falta de su Demoñuelo, comenzó a mesarse las barbas y los cabellos, y a romper sus vestiduras , como rey a lo antiguo.
Palabra del Dia
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