United States or Zambia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Contempla ahora ese callejón incongruente, hacinamiento de zahurdas, que no viviendas, vergonzoso vestigio de tiempos ignorantes y supersticiosos. Quienes levantaron esas casas no pensaban vivir en ellas de asiento, sino de paso, de tránsito, mientras ganaban el cielo. No les preocupaba el estar, sino el superestar, el sobrevivir en el otro mundo.

El jefe realista mandaba 5.000 hombres, Bolívar contaba con una tercera parte menos; pero gracias á su admirable estrategia, no solo consiguió derrotar al enemigo, sino que cercándole y acosándole por todas partes, despues de sembrar la muerte en el campo de batalla, cuantos lograron sobrevivir depusieron las armas y se entregaron á discrecion.

Al regresar aquí he sabido que Eulalia había partido hoy para el campo. ¿Es que acaso sabía...? ¡Oh! yo partiré, yo también quiero partir; y mil veces he dirigido el cuchillo contra mi pecho, y mil veces he pedido a Dios la muerte y el aniquilamiento, porque si mi alma había de sobrevivir y recordar todo lo que ha vivido, era preferible no morir.

Don Luis María de Ágreda, senador electivo, gracias al patrimonio e influencia que tenía en su pueblo, era uno de los antiguos progresistas obstinados en sobrevivir a su partido; de aquellos que ponían sobre todo la Soberanía Nacional, y para quienes la España contemporánea no produjo sino cuatro hombres de gran valer: Mendizábal, por la desamortización; Espartero, por haber vencido al carlismo; Olózaga, por haber hablado antes que nadie de los obstáculos tradicionales; y Prim, por seguir sus huellas.

Pero yo me moriré también. Yo no quiero sobrevivir. Me mataré si no me muero. El Comendador no sabía qué responder á tales quejas. Procuraba consolar á D. Carlos, que le juzgaba indiferente y extraño; que ignoraba que él tenía mayor necesidad de consuelo. Iba D. Fadrique á buscarle en el P. Jacinto.

El que tuvo ante la vista y destinadas para él tantas riquezas y tal poder y se le escaparon de la mano, no debe sobrevivir. No te olvides que la dicha tuya hubiera acompañado a la felicidad de tu amigo. ¡Adiós!... ¡Adiós!... Desde entonces no volvió a abrir los ojos, y a pocos momentos expiró, siempre repitiendo: ¡Los tesoros de la Alhambra!... ¡Los tesoros de la Alhambra!...

Vos podéis perderme, señor duque de Lerma, mi buen padre; vos podéis hacer con una sola palabra, que el rey me encierre en un castillo; pero desde el fondo de mi calabozo, yo puedo hacer que caigáis desde tan alto, que no podáis sobrevivir á vuestra caída. Horrorizaros debía lo que estáis haciendo dijo el duque á falta de otra contestación mejor.

En todo el valle parecía sobrevivir el espíritu religioso, tranquilo y confiado, de la Edad Media, la época que menos se preocupó de la fe, por lo mismo que aún no habían levantado la cabeza la duda y la impiedad.

Sin dinero, el demonio del juego le había cogido por los cabellos: una noche, después de haber perdido una suma que no podía pagar, se había disparado un tiro de revólver en el corazón, para no sobrevivir a su vergüenza; la bala, desviándose, le había roto el húmero.

Hablaba de la decadencia de su poeta con la conmiseración de un ser fuerte y sano. Se aterraba al pensar en los años que podría sobrevivir á su señor. Ocupada en cuidarle, no se miraba á ella misma. Un año después, el capitán encontró en Port-Said, á la vuelta de las Filipinas, una carta de su padrino.