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Además, pensé que el puesto ofrecido no dejaría de proporcionarme grata oportunidad de divertirme y pasarlo divinamente, y por lo tanto repliqué: Mi querida hermana, si dentro de seis meses no se presenta algún obstáculo imprevisto y Sir Jacobo no se opone, que me cuelguen si no me agrego a su embajada. ¡Qué bueno eres, Rodolfo! ¡Cuánto me alegro! ¿Y adónde va destinado el futuro embajador?

Sólo algunas damas de la antigua corte, cuando olvidaban sus preocupaciones de madres, hacían memoria de la princesa Lubimoff, recordando con esto á la perdida juventud, siempre más interesante que los tiempos actuales. Al volver el joven al palacio de París encontró á su madre tan princesa como siempre, pero casada con un señor escocés, sir Edwin Macdonald.

Mi vecina acababa de desaparecer tras las cortinas de la suya; al sentir mis pasos, sacó la cabecita y me largó un good evening, sir! que esta vez no me pareció del todo exento de picardía. ¿Qué mujer no tiene un grano de malicia, a veces inconsciente, esparcido en la sangre? Yo creí que se recostaría simplemente, vestida como estaba.

De ella resultaba que el tío Frasquito había observado con sorpresa al principio, con recelo luego y con inquietud más tarde, que sir Roberto Beltz le seguía a todos los lados sin perderle un momento de vista; atribuyólo, al pronto, a la admiración que pudiera causarle su magnífico traje de gran mandarín, capaz de despertar las envidias del Mikado, porque era el tío Frasquito el feliz mortal que había tenido la honra insigne de figurar como rey blanco, al lado de Currita, en la famosa partida de ajedrez que acababa de representarse.

Aquel caballero de la barba entrecana, que sin duda ha llamado vuestra atención por su imponente figura y marcial aspecto, es Sir Guillermo Fenton. Tengo la honra de compartir con él las funciones de la Cancillería de Aquitania. ¿Y los nobles situados á la derecha de Don Pedro?

Mucho tengo que hacer todavía, contestó el barón, pues me propongo embarcar á toda mi gente esta misma tarde. ¿Qué fuerza mandáis, Sir Oliver? Cuarenta y tres hombres. Los cuarenta están borrachos perdidos y los tres entre dos luces, pero los tengo á todos seguros á bordo.

En las Original letters of His Excellency Sir Richard Fanshaw during his embassies in Spain and Portugal: London, 1702, he buscado en vano algunas noticias del teatro español.

Las piedras están también en las cofas, y los arqueros se encargarán de aplastar con ellas á cuanto grupo de piratas se les ponga á tiro. Enviadles á más de las piedras cualquier otro objeto pesado que tengáis á bordo, dispuso el barón. Pues en tal caso lo mejor será izarles á Sir Oliver, apuntó Gualtero.

Lo mismo sucedió cuando poco después llegaron á escape y perseguidos los jinetes mandados por Sir Guillermo Fenton, sin que el enemigo se atreviera á continuar la persecución en la espesura, donde evidentemente se hallaban emboscados los ingleses en considerable número.

La muerte de Tito Carleti puso fin á toda resistencia y su galera, cambiando de bordada, se dirigió de nuevo hacia el Galeón, saludada por los gritos de entusiasmo de los soldados. El barón y Sir Oliver no tardaron en reunirse sobre la cubierta del barco inglés, y retirada el ancla que lo aferraba á la galera del normando, se hicieron las tres naves á la vela, á corta distancia una de otra.