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Grandes carcajadas acogieron aquella salida del valiente arquero y Simón prometió hacer todo lo posible para que nombrasen á Tristán rey de armas y pudiese llevar á la práctica sus peregrinas ideas sobre justas y torneos. Allí viene Sir Guillermo Beauchamp, dijo Reno. Valiente caballero, pero temo que no pueda resistir el bote que promete darle la lanza del francés.

Otras personas penetraron en el palacio Lubimoff con toda la confianza del parentesco, á causa de este matrimonio. Un hermano de sir Edwin había tenido que lanzarse por el mundo para ganar su vida, como todos los segundones de las familias británicas.

¿Quién es ese goven? preguntó a Diógenes. ¿Goven?... ¡Polaina!... Dos años me lleva a , y tengo sesenta y tres; conque ajuste usted la cuenta. Estiróse la cara de pasmo perpetuo de sir Roberto, y Diógenes acrecentó su asombro, añadiendo muy serio: Ahí, donde lo ve usted, lleva en el cuerpo treinta y dos cosas postizas. ¡Oh, señor de Diógenes! Usted estar un andaluz muy crecido...

The first few years of the period saw the appearance of La Dragontea, an epic poem on Sir Francis Drake, and Isidro, a long narrative poem on the life and achievements of San Isidro, patron of Madrid.

Su herida es bien pequeña, más bien dicho, superficial, y, sin embargo, su estado de decaimiento y postración ha sido de los más extraordinarios; además, hay ciertos síntomas tan misteriosos, que a sir Carlos y a nos han llenado de confusión. ¿Qué arma ha usado ese hombre? No ha sido un puñal común, ciertamente.

Todo lo que pude arrancarle, al cabo de cinco dias, fué un thank you, sir, sordamente pronunciado, por haberle acercado un plato de naranjas. Un dia desapareció mi insular. Confieso que me hizo falta ese compañero mudo, que me picaba la curiosidad por su reserva.

Sir John Bowring, al ocuparse del mismo camino y de Lucban, dice: «El Alcalde de Tayabas vino á Majayjay para invitarnos á que pasáramos á su provincia, en donde, según nos dijo, el pueblo nos esperaba con afán, y se habían hecho varios preparativos para nuestra recepción, y quedaría muy descontento si no visitábamos Lucban.

With pleasure, Sir. Conozco un poco las costumbres americanas; pero no puedo habituarme a ellas, porque me parecen, en ciertos casos, contrarias a la naturaleza. ¿No se encuentra usted incómoda entre toda esta gente desconocida, que puede ser educada o grosera al azar, en este dormitorio común, en el que cada uno se conduce según sus hábitos más o menos discretos?

Aquel espectáculo arrancó un grito de furor á Sir Hugo y sus soldados, que clavando las espuelas en los ijares de sus caballos se lanzaron, ciegos de ira, contra los escuadrones enemigos.

Después aprestaos vosotros, por lo que pueda ocurrir y decid á los oficiales que tengan hombres y armas dispuestos á la primera señal. ¿Quién de nosotros mandará en jefe, Sir Oliver? Vos, amigo mío, vos. Yo soy guerrero viejo como vos y conozco mi oficio, pero no puedo compararme con el gran capitán que fué un tiempo escudero de Guillermo de Marny. Lo que hagáis estará bien hecho.