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Actualizado: 16 de junio de 2025
Una mañana sintióse gran ruido de voces, patadas, choque de armas, roce de vestidos, llamamientos y relinchos, como si un numeroso ejército se levantara y vistiese á toda prisa, apercibiéndose para una tremenda batalla.
Enviose a llamar acto continuo al confesor de doña Gertrudis, y María se encargó de prepararla. ¡Caso raro! Doña Gertrudis, que durante su vida había pedido infinitas veces que le trajesen un confesor, sintiose sobrecogida, llena de espanto, cuando su hija le manifestó que debía disponerse.
En Mayo sintiose tan mejorado de su pierna que pensó era llegado el momento de poner fin a sus vacilaciones. Era una tarde hermosa. Habían concluido de comer en paz y en gracia de Dios.
Desde que vio entrar a la Providencia, en figura de Benina, sintiose la niña calmada de su ansiedad y sobresalto, y el caballero también respiró por el propio motivo feliz, y se le alegraron las pajarillas viendo conjurado, por aquel día, un grave conflicto de subsistencias.
Sintiose conmovida pensando en la suerte que correría ante la justicia divina el alma del que acababa de expirar, y por un movimiento vivo y espontáneo de su corazón, dijo con alta y sonora voz: Por el alma del difunto don César Pardo: «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; venga a nos el tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.»
Este medicamento emoliente de la espera equivale, para la mayor parte de los caracteres, a infalible específico. No hay que vituperar su empleo, en atención a lo que consuela: en rigor, la vida es serie de aplazamientos, y sólo hay un desenlace definitivo, el último. Así que Julián concibió la luminosa idea de aguardar un poco, sintióse tranquilo; aun más: contento.
Cuando hubo pellizcado, aspirado poderosamente su roca, sintióse afirmado, comprendiendo más y más cada vez, que era ventajosísimo para él si, de convexa que aquélla era, llegaba á trocarla en cóncava, fabricando á su medida un agujerito, haciéndose un nido, pues la juventud pasa y nos abandonan las fuerzas. ¡Qué dulzura si algún día el jubilado esquino podía desprenderse un tanto del esfuerzo de aquella áncora que prosigue día y noche!
Cesó de preguntar cuando el médico le hubo dado, a media voz, algunos detalles, empleando términos técnicos. La noche caía. Máximo apenas salía del cuarto de la paciente. Sintióse Julián tan triste y solo, que ya se disponía a subir y encender su altar, para disfrutar al menos la compañía de las velas y los cuadritos. Pero don Pedro entró impetuosamente, como una ráfaga de viento huracanado.
Y sus dos compatriotas, a pesar de la distracción que les había producido el incidente de Maltrana, continuaron gritando con expresión burlona: «¡Tongo... tongo!». Sintióse molestado Isidro por las murmuraciones de estos «queridos amigos» que habían asistido al encuentro por benevolencia suya.
Por un instante sintiose a punto de perder el conocimiento, y a su turbación uníase, para hacerla más honda, el miedo de darla a conocer ridículamente. Se sentó; hizo firme propósito de serenarse. La endemoniada, balbuciente y atroz música de Augusto le rompía el cerebro.
Palabra del Dia
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