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Actualizado: 5 de junio de 2025


El Cacho ponía de su parte su nerviosidad, su furia, su violencia en echar la pelota baja y arrinconada; Zalacaín se fiaba en su serenidad, en su buena vista y en la fuerza de su brazo, que le permitía coger la pelota y lanzarla a lo lejos. La montaña iba a pelear contra la llanura.

Cuando el bondadoso anciano se retiró, Bringas y su mujer estaban más animados. «Nada, hijos míos, no hay que apurarse les dijo Cándida, cuya útil oficiosidad a entrambos servía de gran consuelo . Ahora acostarse... y dormir si se puede. Nada de miedo, ni de pensar en lo que no ha de ser. Serenidad y un poquito de paciencia. Es cuestión de horas o de un par de días todo lo más.

«¿Quién pesca ahora a ese condenado? Hay una reja que no le dejará internarse. Ha de estar a cuatro o cinco varas de la boca». Miraban todos y no le veían. Un guardia civil arriesgó las botas, acercándose a la boca. Llevaba fusil. «Allí está gritó . Le veo los ojos». El guardia distinguía dos luceros en la obscuridad. Desde allí Pecado atisbaba a sus perseguidores con cierta serenidad provocativa.

De buenos criados es conllevar las penas de sus señores y sentir sus sentimientos, por el bien parecer siquiera. Mira la serenidad desta noche, la soledad en que estamos, que nos convida a entremeter alguna vigilia entre nuestro sueño.

No, hermana, ya es tiempo de declarártelo todo . Aquí, Inesita, a pesar de su serenidad, que varias veces hemos calificado de olímpica, se puso roja como la grana . Ya es tiempo de declarártelo todo repitió ; el Conde tiene relaciones conmigo. Estas palabras cayeron y estallaron como una bomba dentro del corazón de Beatriz.

O cuan con diferente serenidad de rostro, hijo de la paz y gozo del corazón, vió Roma tal día como éste entrar al apóstol San Juan en la tina de óleo hirviendo; de aquella con que miraba Mallorca, que se acercaban al brasero los tres pertinaces a pesar de su mentida afectación? Córrome de tan soberano cortejo.

Si Clara, cuando esté en completa tranquilidad y serenidad de espíritu, sanos su cuerpo y su alma, persiste en ser monja, que lo sea: yo no me opondré. Mi sacrificio habrá sido inútil. No exhalaré una queja. Que disfrute de todos mis bienes D. Casimiro.

Había caído la tarde en una serenidad dulcísima; algún caliente suspiro del ábrego removía en el jardín las hojas secas, llevando hasta la ilustre casa de la Torre y Roldán, clara y distinta la voz solemne del Salia, eterno arrullador de la vega.

Iban hacia el Sur en automóvil, en coche de caballos, en carretas de hortelano, á pie. Esta fuga la contempló Argensola con serenidad. El era de los que se quedaban. Había admirado á muchos hombres porque presenciaron el sitio de París en 1870.

De todos modos, aunque era muy lucido el papel que Tiburcio hacía, Morsamor se adelantaba en lucimiento y obtenía aplausos mayores. Muy celebrado fue Tiburcio por la serenidad y la destreza con que en una montería a caballo, hirió con su rejón un enorme y espumante jabalí, dejándole muerto.

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