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Actualizado: 6 de mayo de 2025
Si contemplamos, que esta triste habitacion del mundo no es correspondiente al fin á que somos criados y á que continuamente nos sentimos movidos, nos parecerá muy bien el dogma de la vida eterna, donde los malos serán castigados, y los buenos gozarán la inmensidad de bienes que Dios les tiene preparados en su Reyno.
Sinembargo de la profunda impresion que nos causó tan bello espectáculo, confieso que no sentímos ese horror que experimentan en su presencia los excursionistas europeos que no han viajado en América.
Después se fué alejando el ruido; sentimos unos quejidos en la calle. ¡Ay! no lo quiero recordar. Todavía no se me ha quitado el susto." El militar oyó con interés estas palabras; pero sin dejar de oirlas dirigió su atención á reconocer el sitio en que se hallaba y á examinar el aspecto de la amable persona que en él vivía.
A pesar de los siglos pasados nos sentimos tan jóvenes como los primeros mortales, despertando á la vida en el seno de la madre bienhechora; hasta somos más jóvenes que ellos, puesto que tenemos plena conciencia de nuestra vida. La tierra es hoy tan bella como el día que nutría á los Centauros, y nosotros, más que esos monstruos, llevamos en nuestro pecho un corazón de hombre.
La vida de aquellos rústicos antepasados, que nos sentimos inclinados a considerar personajes prosaicos de esos hombres cuya sola ocupación era cabalgar alrededor de sus propiedades, que se iban volviendo cada vez más pesados sobre sus monturas y pasaban el resto de sus días satisfaciendo de un modo despreocupado sus sentidos embotados por la monotonía , su vida, digo, tenía, sin embargo, algo de patética.
Nosotros no sentimos que la Tierra nos arrastra así por los espacios celestes, en compañía del globo que habitamos, como tampoco nos damos cuenta del movimiento de rotación diurna. Los antiguos los desconocían ambos, y los atribuían aquél al cielo entero, y el segundo al Sol en persona. Tomaban, pues, por realidades, lo que sólo era apariencia.
Pascuala y yo nos escondimos allí dentro, y nos sentamos en un rincón temblando de miedo. ¡Cómo gritaban! Después sentimos muchos golpes ... decían que iban á matar á uno. Nosotras nos pusimos á llorar: Pascuala se desmayó; pero yo procuré animarme, y juntas empezamos á rezar de rodillas delante de la Virgen que está allí dentro.
Por ejemplo; si nos propusiéramos determinar el grado de velocidad, por la agitacion que sentimos en nuestro cuerpo, tendríamos que la medida seria diferente segun lo fuera la agitacion; ¿y quién ignora que esta agitacion depende de las mayores ó menores fuerzas del que se agita, y muy particularmente de su magnitud?
Si alaban á nuestro contrario en nuestra presencia, allá interiormente lo sentimos, aunque las alabanzas sean justas, porque el amor propio hace mirar aquellas alabanzas como cosa que engrandece al enemigo; y como el engrandecerse el enemigo ha de estorbar nuestra grandeza, ó ha de ser motivo de privarnos de algun bien, por esto no gustamos de semejantes alabanzas.
A Pascuala y á mí nos da mucho miedo: la sentimos levantarse y pasear precipitadamente, dando vueltas en este cuarto. De día sale temprano, y está fuera toda la noche. El militar sintió aumentarse la compasión que Clara le inspiró desde el principio, porque le parecía que aquella infeliz era una mártir, que sufría resignada los atropellos de un loco.
Palabra del Dia
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