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Actualizado: 19 de junio de 2025


Estas señoritas finas son muy delicadas y difíciles para todo.... Y cuando no hay un gran físico.... Si fuese por el estilo de su hermana Rita....

Además, las señoritas de la Lage, por su alcurnia, por los humos aristocráticos de su padre, y la especie de aureola con que pretendía rodearlas, por su belleza, eran blanco de bastantes envidillas y murmuraciones: cuando no se las motejaba de orgullosas, se recurría a tacharlas de coquetas.

Estas señoritas, que se habían hecho amigas en los Genets, vuelven a encontrarse en París con recíproco placer de todas.

Por el camino preocupábanle las palabras de don Eugenio, la triste sonrisa con que había acompañado su última pregunta. Subió al trote la escalera de su casa, dando un vigoroso tirón a la campanilla. Abrió Visanteta, y al verle comenzó a darle explicaciones antes que él preguntase. Las señoritas habían salido; estaban en casa de «las magistradas». Bien; pero ¿y el señor Cuadros, no está aquí?

Esto era mentira; las señoritas masculinas sólo deseaban bailar, y en cuanto á las matronas barbudas, odiaban los versos, porque su declamación las obligaba á permanecer silenciosas, estorbando sus comentarios y murmuraciones. Pero como todas pertenecían á familias universitarias dependientes de Momaren, creyeron prudente acoger el embuste de éste con grandes muestras de aprobación.

Quizá se deba a que la belleza de la mujer tiene ascensos y descensos y momentos de plenitud. De todos modos, voy a permitirme dar a las señoritas un consejo, fruto de mi experiencia. La entrada en un baile tiene singular influencia para el resto de la noche. Es necesario, como vulgarmente se dice, entrar con buen pie. Al efecto, nunca se debe entrar sola en el salón. Ello es de mal agüero.

Sin embargo, sus temores, que entónces ni siquiera sospecharon los inquilinos, eran injustos y probaban que la maestra de niñas sabía más de lo estrictamente necesario para dar buena educacion á unas cuantas señoritas.

Vean ustedes, señoritas: pienso que esa niña no es orgullosa, ni está pagada de ; pienso que no desprecia a nadie, y que, por lo contrario, es muy amable con todos; y de seguro que es incapaz de decir eso que ustedes le atribuyen.... ¡Usted qué ha de decir!... Usted la defiende porque... ¡vaya! ¡porque está usted enamorado de ella! ¿Yo, Teresa? . ¿Quién ha dicho eso?

Todos se agregaban á ella, por el contagio del entusiasmo; el oficial unía su mano con la del soldado; las graves señoras levantaban las piernas y perdían el sombrero; las señoritas tímidas gritaban, con los cabellos sueltos; los rostros femeninos tenían esa expresión de locura entusiástica que sólo se ve en los días de revolución.

Tres damas se retiraron muy luego; pero no las señoritas Gunn, que el deseo de la señora Osgood de esperar a su sobrina, les diera motivo para quedarse, a ver el traje de aquella belleza rústica. Hubo para ellas un verdadero placer, desde el momento en que se abrió la caja en que todo olía a alhucema y hojas de rosas, hasta que el pequeño collar de corales quedó ceñido a su fino cuello blanco.

Palabra del Dia

vorsado

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