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Desesperado y rabioso estaba yo de verle convertido en bon vivant, con sus puntas y collar de bribón desvergonzado; mas para evitar habladurías escandalosas, determiné aconsejar al colegio de los magos que siguiese sosteniendo que Parsondes había subido al empíreo, y que siguiese venerando su imagen, sin descubrir nunca, antes negando rotundamente, que Parsondes vivía con las bailarinas de Babilonia, en el alcázar de Nanar.

En una frase la situación se planteaba claramente y sin ambages. Sorege era audaz, pero Jacobo no podía ya ser engañado, pues le conocía. Por eso contestó tan rotundamente como había sido interpelado: Estoy aquí con nombre falso, Sorege, porque soy un desgraciado que no puede llevar el suyo verdadero.

Hubo que buscar a otro sacerdote, porque se negó rotundamente a consagrar la unión el que la primera vez viniera en balde. Muñoz ni siquiera pidió cuenta a su mujer de la huida a casa de las Aliaga. Y comprendió, ahora, aquellas palabras de Julio que tanto le habían intrigado: "La parte de la tierra ha de corresponderte a ti".

Había que saber si cuando todo fuese de todos, cuando el hombre tuviese reconocido su derecho a la felicidad, sin leyes ni coacciones que le obligasen a la producción, querría trabajar, siendo el trabajo una necesidad y no una virtud, como dicen para embellecerlo los que lo explotan. Gabriel afirmaba rotundamente la laboriosidad del porvenir.

¡Diablo! exclamó Francisca, yo haría otro tanto... Ese Pedro es un corazón de oro... «Mi tía corrió a casa de su amiga, madre de la joven, e hizo triunfalmente su proposición: pero, en lugar del éxito esperado, la respuesta fue rotundamente negativa. Le dijeron que era yo muy joven y no bastante rico.

Ahora debe usted salir, para que le vea la multitud dijo Flimnap . Es necesario; lo exigen así los representantes del gobierno. No dijo rotundamente Gillespie. Se convenció el profesor de que sería inútil su insistencia.

Desnoyers se atrevió á discutir con este enemigo que parecía de carácter dulce y tolerante. «¿No sería el verdadero responsable el militarismo alemán? ¿No habría buscado y preparado el conflicto, impidiendo todo arreglo con sus arrogancias?...» Negó rotundamente el socialista. Sus diputados apoyaban la guerra, y para hacer esto sus motivos tendrían.

Una señorita de treinta y siete años, muy correosa y espiritada, que se confesaba con él, llegó a decir entre burlas y veras: Padre, ¡qué sería de si usted se muriese! Lo cual hizo reir a los circunstantes y pareció molestar un poco al correcto sacerdote. La marquesa quiso prohibirle que pronunciase aquella tarde la plática de costumbre; pero él se negó rotundamente a ello.

¿No podría ser que usted, compadecida de , acabase por amarme? ¿No se han visto cosas más imposibles? No dijo rotundamente Leonora. No le amaré a usted nunca... Y si llegase a amarle continuó en un tono dulce y casi maternal se lo ocultaría piadosamente para evitar que usted se exaltara viéndose correspondido. Toda la tarde estoy evitando esta explicación.

Después que bajó el telón permanecimos en el mismo sitio y me obligó a contarle mi vida y milagros, cuántas novias había tenido, a quién había querido más, etc., etc. Ya comprenderá usted que necesité ensartar un sin fin de patrañas. Después, sin motivo alguno serio, manifestó rotundamente que todos los hombres eran ingratos.